2º exilio

El segundo exilio. La literatura alemana sobre la Guerra Civil española

Georg Pichler

En los últimos años, la Guerra Civil se ha convertido en un tema no sólo histórico, sino de evidente actualidad política, y en uno de los ejemplos más interesantes de la “memoria colectiva”. Sus efectos inciden directamente sobre la sociedad actual; más aún, ahora es cuando, por primera vez, se debaten temas que han permanecido callados bajo un silencio forzoso. No sólo asoman los viejos enfrentamientos políticos con una crudeza insospechada envuelto en un vocabulario no muy distinto al de aquellos tiempos; también se investigan y se analizan por vez primera aspectos nuevos de la Guerra Civil. Gracias a ello y gracias también a los actos conmemorativos de los setenta años del estallido de la Guerra, ha aumentado la ya muy extensa bibliografía de la que se disponía: se estima que, entre libros y artículos, hay más de 40.000 textos[1] que tratan la contienda y sus consecuencias. Pero, como suele ocurrir en las discusiones de fondo histórico, aún quedan lagunas y temas por descubrir, conocer e investigar.

Una de estas grandes lagunas de la historiografía española es la participación de alemanes, austriacos y suizos en la guerra y en las Brigadas Internacionales, y sumergido en esta laguna se oculta casi todo lo que se ha escrito en alemán sobre la Guerra Civil y la participación germana, una bibliografía que asciende fácilmente a la nada desdeñable cantidad de 70 u 80.000 páginas.

Pese a que en España se ha estudiado la participación anglosajona, francesa, rusa o italiana, no ha trascendido casi nada de los aproximadamente 5.000 alemanes, austriacos y suizos que lucharon en el bando republicano. Mientras que se sabe bastante de la ayuda que el Tercer Reich prestó a Franco y de la nefasta intervención de la Legión Cóndor, muy pocos han oído hablar de Hans Beimler, de la Centuria Thälmann o del Batallón 12 de Febrero. Es más, se conocen sobradamente los nombres de Hemingway, Dos Passos, Malraux, Orwell, Koestler, Ehrenburg o Kolzow; sin embargo, a muy pocos españoles les suenan los nombres de Gustav Regler, Ludwig Renn, Bodo Uhse, Alfred Kantorowicz o Theodor Balk, autores que publicaron memorias, novelas y diarios en los que relatan su estancia en España y su lucha en las Brigadas Internacionales.

Este hecho me parece una grave negligencia por tres razones: en primer lugar, porque algunas de estas obras son de elevada calidad literaria y no menos interesantes que los libros de los autores “canónicos”. En segundo lugar, porque los españoles no llegan a conocer una parte de su propia historia, dado que estos autores plasmaron sus experiencias en España en sus textos y describieron sus vivencias en la guerra, sus impresiones de la gente y del país tanto desde un punto de vista literario como desde la perspectiva de un testigo ocular. Por ello, se desconocen valiosas fuentes relativas a varios temas que abarcan desde la vida cotidiana en las Brigadas Internacionales hasta las impresiones que causó la España de entonces en aquellos voluntarios. Y, en tercer, pero no en último lugar, se hace un flaco favor a la memoria de todas aquellas personas que hace setenta años vinieron a España para luchar en favor de la República y contra un fascismo que de múltiples formas estaba invadiendo media Europa. De este modo, se les condena a todos aquellos autores a un segundo exilio en tanto se silencian de nuevo sus textos.

¿Qué se ha escrito en alemán sobre la Guerra Civil?

En su época, la Guerra Civil fue un tema muy impactante, tanto para la Alemania nazi o la Austria sumida bajo la dictadura del austrofascismo, como para aquellos que se hallaban en el exilio. Para la Alemania nazi, la Guerra Civil fue un campo de prueba en el que ensayar estrategias y maquinaria bélica, y un pretexto político para difundir su ideología, motivos suficientes para que la contienda se convirtiera en un tema de enorme importancia. Así, al cabo de muy poco tiempo se publicaron casi cien libros cuya temática gira en torno a dos ejes centrales. El primero de ellos es la participación de la Legión Cóndor en el conflicto, un asunto que no debía mencionarse hasta el final de la Guerra, dado que, en virtud del irrisorio “pacto de no intervención”, Alemania no podía admitir oficialmente que prestaba una ayuda imprescindible a Franco. Pero a partir de la primavera de 1939, apenas acabada la Guerra Civil, se publicaron más de veinte libros, parte escritos por los propios miembros de la Legión, y parte redactados por famosos autores nacionalsocialistas. El segundo gran eje central aborda el asedio del Alcázar de Toledo, motivo que en Alemania, al igual que en España o en Italia, pronto se erigió en un mito que los nazis aprovecharon para indoctrinar al pueblo y prepararlo psicológicamente para la Segunda Guerra Mundial.

Los libros nacionalsocialistas se revelan interesantes desde un punto de vista histórico o político puesto que descubren una patología ideológica digna de análisis, pero son, en resumidas cuentas, mala literatura que con razón ha caído en el olvido. Valga como ejemplo la siguiente visión de la lucha del Bien contra el Mal, característica de casi todos aquellos textos y en perfecta sintonía con el fervor franquista, extraído de uno de los libros sobre el asedio del Alcázar: “Estalla una guerra poderosa, atizada por Moscú, como España no había vivido ninguna. No es una guerra civil sino una guerra de la anarquía y de la locura contra la civilización y contra la razón, una lucha de la más fanática maldad y de las más inhumanas pasiones contra la honra y contra la libertad, una lucha del ateísmo contra la fe, una lucha de la peste ateísta del bolchevismo contra una España cristiana y nacional.”[2]

Muy diferente es el caso de la literatura escrita por los exiliados germanos que se pronunciaron o lucharon a favor de la República. También se encuentran numerosos textos que, desde la perspectiva opuesta, construyen un mundo maniqueo que sirve de base a la propaganda política. Pero la mayoría de estas obras presentan un nivel literario y una reflexión ideológica y humana mayor que las de tendencia nacionalsocialista. Esto se debe a que casi todos los escritores importantes de aquella época tuvieron que emigrar por razones políticas o raciales a partir de 1933, apenas llegaron al poder los nacionalsocialistas. Lo mismo ocurrió en Austria después del golpe de estado perpetrado por el canciller Dollfuß y después de los combates del 12 de febrero de 1934, cuando Austria se convirtió en una dictadura católico-fascista. Como escritores en lengua alemana habían perdido no sólo su país sino casi todas las posibilidades de publicar sus textos. Hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la inmensa mayoría de ellos malvivía en Francia, Inglaterra o en los países limítrofes a Alemania y Austria. Trataban de publicar en las pocas editoriales y revistas del exilio a cambio de muy poco dinero, e intentaban ganarse la vida como podían. Un elevado número de ellos, más de 80, vino a España, algunos para entrar en las filas de las Brigadas Internacionales, otros para escribir reportajes sobre la guerra. La razón fundamental para integrarse en el ejército republicano la resume una breve frase de Gustav Regler: “¡Para mí, el exilio ha terminado!”[3] El exilio había terminado porque por fin podían luchar contra el fascismo que les había echado de su país, tenían una causa digna que defender y un pueblo que les acogía.

Entre los autores que vinieron a España en régimen de visitantes estaban Erika y Klaus Mann, los hijos de Thomas Mann, que publicaron una serie de reportajes sobre la zona republicana, o Egon Erwin Kisch, quien, bajo su apodo de Rasender Reporter (“reportero veloz”), fue uno de los periodistas más conocidos de su época. Kisch escribió reportajes muy literarios sobre los miembros de las Brigadas Internacionales y pasó una larga temporada en los sanatorios emplazados en la costa mediterránea que dirigía su hermano. El poeta Erich Arendt, exiliado en Mallorca desde 1934, escribió algunos de sus mejores poemas durante la Guerra Civil y colaboró como “obrero de la cultura” en una unidad catalana haciéndose cargo de una ”biblioteca ambulante”: con una furgoneta repartía entre los soldados de los distintos frentes. Ya en la República Democrática Alemana, se convertiría en uno de los traductores más relevantes de la literatura hispana. El anarquista expresionista Carl Einstein también pasó una temporada en España durante la cual apoyó el movimiento anarquista catalán y escribió, entre otros, un artículo muy sentido sobre Buenaventura Durruti. Vino otro expresionista importante, Ernst Toller, quien fundó un centro internacional de ayuda para los niños españoles. Toller organizó actos en toda Europa e incluso llegó a hablar con el presidente estadounidense Roosevelt para recaudar fondos. Se supone que una de las razones de su suicidio en Nueva York, tres días después del desfile de la victoria de Franco en Madrid, fue el fracaso de sus intentos. Anna Seghers, en aquellos momentos la escritora alemana más conocida, viajó a España para participar en el acontecimiento literario más importante que tuvo lugar durante la Guerra Civil: el Segundo Congreso Internacional de Escritores.

Todos ellos han dejado numerosos documentos, artículos, poemas y narraciones que se suman al sinfín de textos escritos por los miembros de las Brigadas Internacionales. Tal cantidad de testimonios se debe a que una de las medidas de concienciación propias de los brigadistas consistía en escribir sobre las experiencias personales. En las Brigadas se había creado la figura de los llamados Kulturarbeiter (literalmente “obreros de la cultura”), que ayudaban a los miembros de las diferentes unidades a redactar textos –autobiográficos, teóricos, prácticos, cuentos e incluso poemas–, textos que más tarde se publicarían en las revistas de las diferentes unidades y en libros como, por ejemplo, Tschapajew. Das Bataillon der 21 Nationen (“Chapayev. El batallón de las 21 naciones”), editado en España en 1938.

Esta forma de concienciación era una primera y muy temprana versión de lo que en los años ochenta del siglo pasado logró gran importancia bajo el nombre de oral history, un método que intentó cambiar el enfoque tradicional de la historiografía al dar la palabra a personas que han participado en un acontecimiento histórico pero que normalmente no tienen ocasión de contar nada sobre sus experiencias por carecer de relevancia social. Gracias a esta manera de convertir en protagonistas a los siempre mal llamados “hombres de a pie”, disponemos hoy de un número de testimonios tan considerable que su conjunto llenaría varios volúmenes. Sin embargo, en España se desconocen por completo estos textos, y, en los países de lengua alemana, buena parte de ellos ha caído en el olvido. Valdría la pena rescatar muchas de estas pequeñas piezas del anonimato, ya que, desde múltiples perspectivas y casi siempre de manera muy directa, relatan la vida cotidiana de los brigadistas y constituyen un testimonio muy variopinto e informativo.

Otros textos autobiográficos tuvieron mejor suerte y se publicaron en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial: el Spanisches Kriegstagebuch (“Diario de la Guerra española”), de Alfred Kantorowicz, y Der spanische Krieg (“La guerra española”), de Ludwig Renn. Ambos autores desempeñaron papeles destacados en las Brigadas Internacionales. Kantorowicz fue comisario, Kulturarbeiter en la XIII Brigada y el encargado de editar la ya mencionada obra colectiva Tschapajew. Renn fue uno de los “héroes” entre los brigadistas germanos debido a que vino a España nada más salir de un campo de concentración alemán. En la Primera Guerra Mundial había sido oficial, por lo que contaba con amplia experiencia militar, hecho que le llevó a introducir una disciplina prusiana en sus unidades de la XI Brigada. Tanto Renn como Kantorowicz fueron lo suficientemente ambiciosos –y vanidosos– como para querer codearse con la flor y la nata de los internacionales. Ello les permitió escribir no sólo sobre los combates en los que participaron, sino también sobre los personajes destacados o sobre los entresijos y las peleas que se desataron en la cúpula de las Brigadas Internacionales. Mientras que el diario de Kantorowicz cuenta de manera directa los acontecimientos y se caracteriza por un cierto afán de crónica social, el libro de Renn, que se publicó en 1955 en la República Democrática Alemana, muestra una vertiente profundamente ideológica: la versión de los hechos contada por Renn se corresponde al pie de la letra con la versión estalinista de los años 50 por lo que se han eliminado todos los personajes caídos en desgracia. No obstante, por sus minuciosos detalles militares –que poco se prestan para ideologizar– las memorias de Renn aportan aspectos curiosos a la historia de la XI Brigada.

De singular puede tacharse el destino que experimentó la “diario-novela” autobiográfica Wen die Kugel vor Madrid nicht traf (“A quién la bala no le dió ante Madrid”), de Theodor Balk. Balk, que había sido médico de la XIV Brigada, escondió sus diarios de la guerra durante su exilio en Francia y los creía perdidos, hasta que un cuarto de siglo más tarde le llegó un paquete inesperado que contenía todos sus apuntes de aquella época. Basándose en estos apuntes empezó a escribir una obra que resultó ser un curioso híbrido, ya que mezcla textos originales de su estancia en la Guerra Civil con reflexiones sobre lo que ocurriría más adelante. Balk entrevera anotaciones espontáneas, incompletas y rápidamente redactadas, con una visión histórica mucho más amplia y reflexiona de paso sobre el confuso discurrir de la historia del siglo XX.

Aparte de estas obras eminentemente autobiográficas, hay textos que intentan narrar las experiencias de sus autores de una forma más o menos ficticia. Y digo más o menos porque en toda la literatura sobre la Guerra Civil la separación entre textos “reales” y “ficticios” es puramente teórica. En tanto que artículos, reportajes o textos autobiográficos fueron escritos haciendo uso de diversas técnicas literarias, cuentos y novelas relatan hechos históricos y “reales”. Cada personaje literario remite claramente a los propios autores y a personas reales, por lo que a menudo una diferenciación taxativa de las dos categorías es prácticamente imposible.

Entre las novelas escritas en los años treinta y cuarenta destacan cuatro centradas en la lucha de las Brigadas Internacionales. Los cuatro autores fueron comisarios políticos del partido comunista y vinieron a España siendo ya escritores consagrados. Los cuatro relatan sus propias experiencias desde diferentes perspectivas y con técnicas literarias bien distintas tratando temas importantes para todos los que combatían en España: su conciencia de luchar contra el fascismo europeo, no sólo a favor de España, sino también contra el nacionalsocialismo alemán; su convicción de representar la verdadera Alemania; la contradicción de considerarse pacifista y hombre de letras y luchar en una guerra, o, dicho de otra manera, la contradicción entre la pluma y la espada; los problemas ideológicos entre las diferentes corrientes políticas dentro de las brigadas, y la sospecha omnipresente de traición y espionaje; el miedo a la muerte y la necesidad de matar; la solidaridad entre españoles y extranjeros de tantos países que habían acudido a España para luchar contra un enemigo común.

El más destacado entre estos cuatro escritores es, sin duda, Gustav Regler, no sólo por su calidad literaria sino también por su historia personal. Regler fue un importante miembro del Partido Comunista alemán, un luchador infatigable contra el nazismo y, gracias a sus ambiciones personales, la “persona más fotografiada entre los internacionales alemanes”[4]. Regler es el autor de Der große Kreuzzug (“La gran cruzada”), novela que puede considerarse la más lograda en lengua alemana tanto como obra literaria como obra política e ideológica. En ella, Regler relata de forma concisa e impactante la experiencia personal de su estancia en España entre noviembre de 1936 y mayo de 1937. De este modo describe la lucha en la Ciudad Universitaria, en las batallas del Jarama, Guadalajara y en la de Huesca, donde el autor fue herido gravemente junto al General Lukacz cuando un obús dio de lleno contra el coche en el que viajaban; Lukacz murió en el acto. El gran mérito de Regler es que, gracias a sus dos protagonistas y su constante cambio de perspectivas, consigue una reflexión pluricéntrica sobre los acontecimientos, sobre el impacto que la guerra causa en los individuos y, especialmente, sobre su huella en cuestiones ideológicas. Aunque de forma aún muy tímida, en esta novela ya se observa el distanciamiento de Regler del partido comunista y del estalinismo, derrotero que, junto a Arthur Koestler, le llevaría a convertirse, durante su exilio francés y mexicano, en uno de los renegados alemanes más conocidos y controvertidos. Años más tarde, en su autobiografía Das Ohr des Malchus (“La oreja de Malco”), en un largo capítulo dedicado a la Guerra Civil, Regler describe su proceso de distanciamiento de los comunistas, para el que su experiencia en España fue determinante.

Los otros tres autores que publicaron novelas sobre sus experiencias en las filas de las Brigadas Internacionales, Willi Bredel, Bodo Uhse y Eduard Claudius, en cambio, no perdieron en España su fe por el comunismo. Al contrario: tras los años de exilio, los tres se convirtieron en personajes destacados de la vida literaria de la República Democrática Alemana y sus libros llegaron a ser novelas canónicas de la literatura sobre la Guerra Civil. Las novelas de Bredel, Begegnung am Ebro (“Encuentro a orillas del Ebro”), y de Claudius, Grüne Oliven und nackte Berge (“Aceitunas verdes y montañas desnudas”), son una suerte de novela de formación de los protagonistas, quienes, a través de las luchas exteriores –en la Guerra Civil– e interiores –ideológicas–, devienen en comunistas convencidos. Un enfoque algo más complejo es el que ofrece la novela Leutnant Bertram (“Teniente Bertram”), de Bodo Uhse, ya que muestra cómo un oficial alemán, aviador de la Legión Cóndor, se da cuenta de los errores de su ideología tras caer con su avión en suelo republicano.

Al lado de estas novelas sobre las Brigadas Internacionales cabe mencionar otros dos libros escritos por autores alemanes exiliados que tratan aspectos diferentes. Die Kinder von Gernika (“Los niños de Guernica”), de Hermann Kesten (traducido al español en Buenos Aires en 1945 y nunca publicado en España), cuenta, a través de la división y el fracaso de una familia vasca, el bombardeo de la ciudad por parte de la Legión Cóndor y el posterior exilio de la familia en Francia. Un lugar destacado en toda la literatura alemana sobre la Guerra Civil corresponde, sin duda, a Torquemadas Schatten (“La sombra de Torquemada”), de Karl Otten. Otten, refugiado desde 1933 en Mallorca, conocía bien la isla y a sus habitantes. Logró huir a Inglaterra nada más estallar la guerra. Su novela no gira en torno a un extranjero exiliado, sino se centra en los habitantes de la isla en su conjunto. Por medio de un buen número de personajes populares, Otten narra cómo la guerra irrumpe en la isla cuando los franquistas se hacen con el poder y eliminan a cuantos se han posicionado en el bando republicano. No obstante, Torquemadas Schatten no puede clasificarse como una mera novela ideológica o política ya que dispone de un trasfondo humanista mucho más amplio. Otten trata de analizar los comportamientos humanos mediante una vasta gama de personajes que nunca se convierten en “tipos” o en simples representantes de ideas prefabricadas. Asimismo, desde el punto de vista literario, es seguramente la novela más rica e interesante que, además, muestra un gran conocimiento de la gente humilde de Mallorca, por quien el autor profusa una gran simpatía.

Después de 1945, la Guerra Civil perdió bastante interés para los autores en lengua alemana. En estos momentos la Segunda Guerra Mundial, el nacionalsocialismo, el exilio, la posguerra o la división de Alemania centraron el interés de la mayor parte de los escritores comprometidos con su reciente pasado. En la República Democrática Alemana, la Guerra Civil y los miembros de las Brigadas Internacionales se convirtieron en un mito que, como todos los mitos políticos, era intocable, por lo perdió cualquier interés creativo. La historiografía, las memorias de algunos participantes y los más bien tímidos intentos literarios de acercarse al tema de la Guerra Civil se caracterizan por su afán de reescribir la historia desde una perspectiva comunista que, en su conjunto, tergiversa los acontecimientos históricos y elimina muchos personajes. Consiguientemente, los textos publicados en la Alemania comunista carecen hoy en día de relevancia pese a que contienen amplia información y abundante material historiográficos.

En la República Federal Alemana, en Austria y en Suiza, la Guerra Civil y la participación de los exiliados no se empezó a rescatar del olvido hasta los años setenta. En el terreno literario sobresalen tres autores que publican textos innovadores sobre el tema e introducen nuevos aspectos. Más allá de una exposición de las propias vivencias, estas obras se enfrentan a la tarea de narrar hechos históricos, lo que conlleva un proceso de reflexión acerca de la verdad o la veracidad histórica de los acontecimientos. En su gran trilogía Die Ästhetik des Widerstands (La estética de la resistencia), Peter Weiss describe la Guerra Civil como prototipo de lucha antifascista. En ella reduce la historia a sus elementos más esenciales con el fin de demostrar su verdad histórica. Weiss construye la biografía paradigmática de un joven, testigo de algunos de los momentos más importantes de la lucha antifascista de los años de la dictadura nazi. Con este bagaje llega a España, lo que le permite a Weiss introducir varios de los caracteres más representativos del exilio alemán y, mediante una lograda mezcla de ficción y hechos reales, explicar detalladamente los elementos clave de la Guerra Civil. Al contrario de lo que ocurre en otras obras, tanto en la literatura alemana como especialmente en el panorama español de los últimos años, Weiss no se sirve de los hechos históricos para ambientar una narración que se nutre del tema, sino que subordina la narración al propósito de esclarecer el discurrir de la historia, obviamente desde una perspectiva de izquierdas.

Más bien lo contrario de Weiss es lo que Hans Magnus Enzensberger pretende en su novela Der lange Sommer der Anarchie (El largo verano de la anarquía), esto es, negar la validez de cualquier verdad histórica. Sobre la base de citas muchas veces contradictorias extraídas de numerosos testimonios y libros de historia, Enzensberger relata la vida de Buenaventura Durruti con el fin de demostrar la imposibilidad de establecer una verdad histórica, dado que no existen más que diferentes testimonios y versiones de los acontecimientos. Así, el libro de Enzensberger deconstruye la historia y niega cualquier posibilidad de llegar a conclusiones o interpretaciones verídicas acerca de los hechos reales.

El austriaco Erich Hackl, sin duda el autor en lengua alemana que más ha escrito sobre España, presenta un tercer enfoque. En varios de sus libros y narraciones –especialmente en Entwurf einer Liebe auf den ersten Blick (“Esbozo de una amor a primera vista”) y Die Hochzeit von Auschwitz (La boda de Auschwitz)– relata la vida de austriacos que lucharon en la Guerra Civil, en primer lugar no tanto para reflexionar sobre la verdad histórica y las posibilidades o imposibilidades de transmitirla, sino para recuperar vidas reales del olvido. Hackl quiere ser fiel no a una verdad más bien abstracta o teórica, sino a las personas sobre las que escribe. Por esta razón, sus libros no pueden ser ficticios, sino que pretenden narrar con medios literarios biografías de hombres y mujeres que combatieron el fascismo que había asolado su país. Entre los frutos de su interés por las personas que participaron en la Guerra Civil destaca el Diccionario de los voluntarios austriacos en la España republicana 1936-1939 en el que colaboró con ex brigadista e investigador Hans Landauer que virtió el contenido de su enome archivo de los brigadistas austriacos en este libro. Este volumen constituye, hasta el día de hoy, el único diccionario que se ha publicado sobre la participación de un contingente nacional en la Guerra Civil española, rescatando así la memoria de unas personas que el devenir de la historia habría condenado al olvido.

Bibliografía selectiva

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Hackl, Erich: Entwurf einer Liebe auf den ersten Blick. Erzählung. Zürich: Diogenes 1999.

Hackl, Erich: Die Hochzeit von Auschwitz. Eine Begebenheit. Zürich: Diogenes 2002. (La boda de Auschwitz. Trad. de María Esperanza Romero, Richard Gross. Barcelona: Destino 2005.)

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[1] Alberto Reig Tapia: La cruzada de 1936. Mito y memoria. Madrid, Alianza 2006, p. 16.

[2] Willibrord Menke: Das Heldenlied vom Alkazar. Paderborn: Schöningh 1937, S. 47. Trad. de G.P.

[3] Cit. según Alfred Kantorowicz: Spanisches Kriegstagebuch. Frankfurt/Main: Fischer 1982, p. 293.

[4] Ibid., p. 292.