Diciembre 38. La retirada de los Internacionales sigue retrasándose.

Zona Catalana

El retraso en la retirada de loa Voluntarios que impuso la Comisión de la Sociedad de Naciones (CIRV) hizo que el primer convoy de 1.527 voluntarios franceses no pasara la frontera de Portbou hasta el día 12 de noviembre. Luego irían pasando otros contingentes de franceses, belgas y suizos. El día 3 de diciembre ya se encontraban en París 327 voluntarios norteamericanos, la mayoría del batallón Lincoln. En Nueva York fueron recibidos con entusiasmo por amigos y simpatizantes. Pero todavía hubo grupos de norteamericanos y canadienses que tuvieron que esperar. El día 7 de diciembre llegaron a Londres los 304 supervivientes del batallón Británico (ver vídeo de su llegada a Londres). A la mañana siguiente llegaron 150 voluntarios suecos a Estocolmo. 

Un grupo de voluntarios norteamericanos en el barco que les llevó de vuelta a Nueva York

A mediados de enero de 1939, según datos de la CIRV, habían salido de España (la mayoría durante el mes de diciembre) 4.640 combatientes y entre ellos 2.112 franceses, 548 norteamericanos, 407 ingleses, 347 belgas, 283 polacos, 194 italianos y 182 suecos.

En España seguían –bloqueados por la intransigencia del Gobierno francés de Daladier– la mayoría de los voluntarios salidos de los países fascistas o  a los que sus Gobiernos negaban la repatriación. También tenían problemas los provenientes de Latinoamérica. En total quedaban unos 5.200 en los campos de la zona catalana. ¿Qué hacían todos estos voluntarios? Ya lo hemos estado viendo en nuestros anteriores artículos de octubre y noviembre de 1938; copiamos aquí un ejemplo de su quehacer diario con este informe del Comisario de los voluntarios de Campdevanol:

Como hecho singular, sucedido el día 15 de este mes, hay que mencionar la conmemoración, en Sant Pere de Torelló (XIII BI) del Día de la “Solidaridad Internacional de los voluntarios de la Libertad que han luchado… por la libertad de España contra el fascismo mundial… y que nos une con el pueblo español…”  Para esta celebración invitaron a importantes dirigentes políticos (Dolores Ibárruri, André Marty y Luigi Longo) y militares (Juan Modesto, Manuel Tagüeña, Pedro Mateo Merino…) de la República. (Ver artículo de Jeremi Galdámez).

Celebración del Día de la Solidaridad entre los pueblos (15-12-38). Pasionaria, Valentín González y Eugeniusz Szyr (comisario del batallón Palafox y del campo de Sant Pere de Torelló)

Zona Centro-Sur

Tras el traslado de los voluntarios a los nuevos emplazamientos, el Comisario de las Fuerzas internacionales de esta zona envió a todas las unidades, el 4 de diciembre, un Parte informativo sobre la situación de las mismas. En primer lugar justificó la Orden de traslado –dada por la Comandancia Militar de Valencia– “por las grandes dificultades de sostener al personal en los Cuarteles, lo que impedía la organización y la instrucción política de los camaradas”. En segundo lugar admitió algunas dificultades al principio en el alojamiento (“sólo en Villanueva de Castellón y en Puebla Larga los camaradas encontraron edificios capaces de alojarlos por Compañías”) pero luego se fueron solucionando. En tercer lugar, elogió el ejemplo de los camaradas yugoslavos, los más avanzados en el trabajo político y cultural: “Tienen planes de trabajo…una Comisión cultural,  grupos de preparación de conferencias… un periódico semanal… Se han notado también iniciativas interesantes  por parte de los camaradas americanos y portugueses… Por otra parte, los camaradas checos, rumanos y polacos trabajan mucho para ayudar a la población civil”. En realidad el balance que da ya a principios de diciembre era muy positivo: “La atmósfera, la vida de los grupos es totalmente nueva”. 

Vicente Sanz Viñuelas, en su trabajo ya citado, “La guerra que llegó al Marquesat”, corrobora esta impresión: “Trescientos soldados de la 129 Brigada Internacional fueron destinados al Marquesat. Muchos se mostraban nerviosos, impacientes y desmotivados. Sin embargo, en el Marquesat se recuerda que se comportaron de forma ejemplar. Y en algunos casos mantuvieron contacto con los vecinos durante cierto tiempo.

El día 10 ese mismo Comisario pasó la orden a todos los soldados y oficiales de mantenerse en sus acantonamientos respectivos por la llegada a Valencia de la CIRV. Se desconocen las fechas exactas del paso de éste por los acantonamientos de la provincia de Valencia, pero se supone que lo terminarían antes del día 20, puesto que el 21 los asistentes al Congreso de Activistas en Catadau, que se estaba reuniendo por aquellos días, recibieron una carta de Wacek Komar, antiguo jefe de la 129 BI, en la que les decía: “Os ha visitado ya la Comisión Internacional de Control. La fuerza que vosotros representáis se ha comportado dignamente delante de la Comisión…”

En este mes debió de abrirse un nuevo centro de desmovilización en Alcira, para atender a los problemas de alojamiento mencionados anteriormente. Este centro va a tener una importancia crucial en el último mes valenciano, ya que una buena parte de los que embarcarán el 19 de enero rumbo a Barcelona lo harán desde esta localidad. De aquí partió una Orden especial, fechada el 22 de diciembre, en la que pedía a los voluntarios tres cosas: 1) en el caso de proceder de países totalitarios, debían decir si querían ir a México, en cuyo caso tendrían que especificar su profesión. 2) Los voluntarios casados legalmente con españolas que quisieran trasladarse fuera de España tendrían que comunicarlo, especificando el lugar donde residirían. 3) Los voluntarios que prefirieran quedarse en España tenían que comunicarlo a la Delegación española de la CIRV.

Durante ese mes fueron celebrándose actos de despedida de los voluntarios en sus respectivas localidades. Como dato curioso el 9 de diciembre de 1938, cuenta Àlvar Sentandreu Bo, se celebró la boda ante el juez municipal de Villanueva de Castellón, del comandante médico internacional Juan Goldstray Gilman, argentino originario de Odessa, con la enfermera Ginesa García Ballester, de Cartagena. Ambos eran viudos.

Así que los voluntarios pudieron celebrar con cierta tranquila nostalgia las fiestas de la navidad, en la confianza de que el nuevo año les permitiera el regreso a sus hogares. Pero aún tendrían que esperar, como se verá.

Comisión histórica de la AABI