Hannah Benissa

Hannah Kaiser. Una historia entrañable

La historia de las Brigadas Internacionales no es solo la de las grandes batallas o frentes en que intervinieron. También fue la de esos médicos y enfermeras que dieron  una asistencia necesaria en momentos en que muchas vidas pendían del inseguro hilo de los cirujanos y de los cuidados asistenciales. Se conocen los casos de doctores como Norman Bethune o Edward Barski, de Reggie Saxton o Len Chrome, entre otros famosos médicos; pero quedan en la penumbra los más de 400 médicos y los más de 1000 enfermeros o enfermeras que atendieron con sacrificio y eficacia a los dañados por el combate. Ellos salvaron muchas vidas. Y, a veces, dieron a luz nuevas vidas, como es el caso de Hannah Kaiser, nacida en Benissa, donde sus padres ejercían como médico y enfermera del hospital que las BI tenían allí instalado.

Esta historia ha surgido ahora, de la mano de una visita que Hannah hizo recientemente, los días 28 y 29 de abril último, a esta población para conocer mejor sus raíces. Nuestros amigos Robert Llopis, principal impulsor de la memoria brigadista en esas tierras, y Renée Lugschitz, historiadora, hicieron posible este reencuentro.  Es una historia humana, que nos retrotrae a aquella gran historia de la solidaridad protagonizada por sus padres y los cerca de 40.000 jóvenes de todo el mundo que vinieron a este solar en ayuda del pueblo español asaltado por la barbarie fascista. La hemos conocido gracias a las informaciones proporcionadas por dos diarios, Información y El Mundo, ambos de Alicante. Las usamos, con agradecimiento,  para enhebrar este relato:

Pero tampoco queremos olvidar la labor paciente y constante que hacen historiadores locales que, como nuestro amigo Robert Llopis, contribuyen a mantener viva su memoria. Gracias a él y a sus compañeros hay un memorial a las BI en Benissa y todos los años se celebran unas jornadas y un homenaje a las mismas a finales de octubre.

Nota del diario Información de Alicante

La Guerra Civil de España sigue generando controversia muchos años después. Sin embargo, sigue siendo una fuente inagotable de historias humanas, como las que siguen guardando las maletas de las miles de personas que se implicaron en ella, ya sea en un bando o en otro.

Ayer, fue el día de una de esas historias, y de un encuentro, el de Juanita Hannah Kaiser, una austriaca que nació en Benissa en 1938 porque sus padres, miembros de las Brigadas Internacionales, ejercían en el hospital militar en plena contienda civil. Este lunes, 75 años después, se reencontró con las calles que la vieron venir al mundo.

Fueron las paredes del Convento Franciscano, incautado por el Gobierno de la República, donde su madre, Dora Kaiser, de 21 años, alumbró a la inesperada visitante. Su marido, Haiser Kaiser, de 28, era médico y ella, enfermera. El improvisado centro sanitario de Benissa era de retaguardia y acogía brigadistas internacionales heridos, que luchaban en el frente. La mayoría de sus médicos eran judíos, como los padres de Juanita. Ella nació un 6 de febrero de 1938, meses antes de que el hospital fuera evacuado.  Juanita y sus padres salieron por Vic, donde siguieron trabajando junto a los brigadistas. Y es que no podían ejercer en su país de origen por la amenaza del nazismo a los judíos.

Mas tarde, la familia se trasladó a Londres, donde vivió hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Tres años más tarde, volvieron a Viena, donde se instalaron definitivamente. El paso de Juanita por Londres le sirvió para posteriormente ser profesora de inglés en la Universidad de Austria.

Ahora, 75 años después ha vuelto al lugar donde nació, curiosamente en plenas fiestas patronales. Sonriente, explicó que fueron las referencias a Benissa recogidas en el diario de su padre lo que la llevó a visitar este municipio. «Es un lugar bonito, pero la guerra es muy dura y tenemos que trabajar», era uno de los pasajes del testimonio que dejó. Ese diario recoge los dos años de estancia en España, «los más importantes de su vida».

La peripecia de los Kaiser en la Guerra Civil (El Mundo)

«Estoy muy emocionada y feliz. Este regreso me ha devuelto el recuerdo más entrañable de mis padres». Hannah Kaiser vino al mundo en Benissa el 3 de febrero de 1938. No había cumplido todavía ni 9 meses cuando sus padres y ella se marcharon a Vic y luego emigraron a Inglaterra. Hannah nunca había regresado a Benissa. El domingo volvió y hoy ya se marcha. Casi ha sido un viaje relámpago. Pero esta mujer afable y de gran curiosidad ha recuperado sus primeros meses de vida, que hasta ahora estaban en penumbras… La idea de regresar por primera vez a «su» pueblo hacía tiempo que le rondaba por la cabeza. «Deseaba volver al cumplir los 75 años. Y aquí estoy».

Hannah buscaba sus orígenes. Y ha encontrado mucho más. Cada instante ha sido especial. Al firmar en el libro de visitas ilustres del ayuntamiento, se sinceró: «He recordado a mis padres con amor a través de este viaje». «Aquellos años fueron terribles», recordó mientras repasaba su periplo junto a sus padres. Desde Vic cruzaron los Pirineos y llegaron a un campo de refugiados del sur de Francia. En 1939, se establecieron en Inglaterra, donde su padre murió. Hannah y su madre no consiguieron regresar a Austria hasta 1946.

Hans y Dora Kaiser, ambos judíos y comunistas, se casaron en Viena en 1936. Cuando estalló la guerra civil en España, se alistaron en las Brigadas Internacionales. Su hija, Hannah, recordó ayer que estuvieron un tiempo en Sierra Nevada y en el frente de Córdoba. Luego Hans, que era médico, y Dora, enfermera, trabajaron en el hospital de las Brigadas Internacionales de Benicàssim. Pero, tras ser bombardeado, se marcharon a Benissa, donde el doctor Kaiser fue director del sanatorio de las Brigadas Internacionales. Dora, además de atender a los militares republicanos convalecientes, creó y se ocupó de una guardería para las familias de Benissa, a la que también llevó a su bebé. La familia, cuando la victoria de las tropas sublevadas de Franco ya era inminente, se exilió a Inglaterra. Allí murió Hans. Dora se volvió a casar y tuvo otros tres hijos. Hasta 1946 no logró regresar, por su condición de judía, con sus cuatro hijos y su segundo esposo a Austria.

Ahora, Hannah ha retornado a Benissa con una maleta repleta de recuerdos. Es evidente que no guarda ninguna imagen de la Benissa de 1938. Pero sí lleva consigo el salvoconducto que acredita a su padre como brigadista y combatiente antifascista. Ayer lo mostraba con orgullo. También conserva cartas y diarios de sus padres. En una de estas misivas, enviada por Hans a su hermano que vivía en Israel, le describía cómo era su vida en Benissa y en el hospital donde atendía a los republicanos heridos en el frente. Este médico tenía entonces 28 años y su mujer, Dora, 26. Se habían casado en Viena en 1936. Eran judios y comunistas. No se lo pensaron dos veces al alistarse en las Brigadas Internacionales. «Mi madre siempre me decía que los dos años que pasó en España fueron los más importantes de su vida. Mis padres vinieron juntos y ahora, tras 75 años, soy yo la que he vuelto».

Cuando Hannah se encontró ayer con el alcalde, Juan Bautista Roselló, en la puerta del ayuntamiento, le enseñó su partida de nacimiento. Sus padres la inscribieron como Juanita. Ambos creían que podrían emigrar a México y ese era un nombre que aquí y allí era habitual. Pero Juanita fue para ellos Hannah. Roselló le mostró el salón de plenos y las fotografías de todos los alcaldes del siglo XX de Benissa. En 1938, cuando ella nació, el munícipe era Tomás Capó, padre del escritor y periodista Bernat Capó y hermano de la abuela del propio Juan Bautista Roselló.

Hannah, que durante todo este viaje ha demostrado una curiosidad sin límites, tomó fotografías de aquel alcalde y del actual, de las calles de Benissa, de las fiestas (ahora son las de la Puríssima Xiqueta), del convento franciscano que fue el hospital de las Brigadas Internacionales. Juanita o Hannah ha recuperado una parte de su vida que permanecía a oscuras.

La huella de los internacionales (Información de Alicante)

Benissa tiene a las Brigadas Internacionales en mente. Uno de sus parque recibe su nombre y tiene un estatua en homenaje a la labor que prestaron en el hospital militar que se instaló en la Guerra Civil.

Según las investigaciones de Robert Llopis, el centro sanitario de Benissa acogió a soldados alemanes, austríacos, británicos, norteamericanos y a un neocelandés. Además de la asistencia médica, habría otro centro para tuberculosos y hogar para los niños evacuados que gestionaban los propios internacionales. El hospital fue evacuado en abril de 1938 pero estuvo abierto hasta el fin de la guerra.