Gert Hoffman

Mensajes de dos brigadistas en el 77 aniversario de la Defensa de Madrid

Nuestros queridos amigos Gert Hoffman y Juan Miguel de Mora nos han mandado sendos mensajes con motivo de la celebración anual con motivo del 77 aniversario de su contribución a la Defensa de Madrid. Estos son:

Queridos amigos y compañeros, amigos de la España Republicana:


No nos hemos olvidado  de ese nuestro compromiso de Noviembre de 1936 de seguir luchando al lado del pueblo espanol hasta que esté restituido su estado constitucional,

 ¡que viva la República!

Gert Hoffman. XI Brigada Internacional

Mi adhesión total al mensaje de mi querido amigo y compañero  Gerhard.

No hemos olvidado.

Juan Miguel de Mora. XV Brigada Internacional.

Con motivo de esta celebración aportamos este breve resumen sobre la contribución que las Brigadas Internacionales hicieron a la defensa de Madrid:

Las Brigadas Internacionales en la Ciudad Universitaria

La XI Brigada Internacional llegó a Madrid el 8  de noviembre. El mando de la defensa le encomendó la tarea de cerrar el paso de las fuerzas del ejército de Franco  a las mesetas de la Ciudad Universitaria, Parque del Oeste y Rosales. Al día siguiente las vanguardias de ese ejército se infiltraron por el Puente de los Franceses hacia el Parque del Oeste, el Parque de Rosales y la calle Princesa, lo que suponía establecer una base sólida para la ocupación de Madrid. El peligro fue conjurado gracias a la intervención de diversas fuerzas republicanas, entre ellas los tres batallones de la XI BI que, durante la noche del 9 al 10 de noviembre, batieron los grupos infiltrados de moros y legionarios y les forzaron a repasar el río Manzanares. Fue una importante victoria que aumentó la moral de resistencia del pueblo madrileño.

En los días siguientes prosiguieron los duros enfrentamientos en la Casa de Campo y aledaños hasta que finalmente las fuerzas mandadas por el general Varela lograron  cruzar de nuevo, el día 15, el río por la zona situada 400 m. al norte del Puente de los Franceses.  “Nuestro frente, escribió el general Rojo, republicano, fue totalmente roto, precisamente donde era mayor nuestra densidad de ocupación, es decir, en el sector que se había elegido como base de partida para el ataque”.

Para intentar tapar la brecha, el mando republicano ordenó que la columna Durruti y otros batallones taponasen cualquier avance hacia el Hospital Clínico y el barrio de Argüelles. También ordenó a la XI BI que se posicionara en la parte norte de la Ciudad Universitaria para evitar la ampliación de la cuña abierta por las tropas de Varela. El batallón Edgar André fue emplazado en la zona del Palacete de la Moncloa, el batallón Comuna de Paris ocupó la Facultad de Filosofía y Letras y los pabellones de Medicina. El batallón Dombrowski avanzó por ambas orillas del Manzanares hacia el hipódromo del Club de Campo y la Escuela de Arquitectura; su 3ª compañía  ocupó la Casa de Velázquez. Así empezó la batalla de la Ciudad Universitaria.

El 16 las columnas rebeldes prosiguieron su avance y en duro forcejeo con la columna de Durruti consiguieron ocupar la Escuela de Ingenieros Agrónomos, el asilo de Santa Cristina y la Residencia de Estudiantes. En la Casa de Velázquez se produjo una terrible lucha entre un tabor de regulares y la 3ª compañía del batallón Dombrowski que había ocupado este edificio en la noche del 15 al 16. Por  las escalinatas y pasillos hubo enfrentamientos con granadas de mano y bayonetas. De pronto se declaró un incendio que dejó destrozado el edificio. Julián Zugazagotia dejó escrito este relato de aquel combate:

En la Casa de Velázquez, se había instalado una compañía de internacionales polacos. Su jefe recibió, cuando más recia era la arremetida de los rebeldes, una orden de Kleber: «Resista. K». Sus hombres iban cayendo muertos o heridos. El fuego les entraba por la derecha y por la izquierda. Los fusileros que les quedaban seguían disparando sin preguntar nada, sin apartar los ojos del adversario. El capitán diría, el capitán sabría. El capitán, tieso ante una ventana, hacía fuego con su fusil. Era, entre todos, el único que no preservaba su cuerpo. Y como si estuviera defendido por un poder sobrenatural, las balas lo respetaban. Los heridos le miraban con ojos incrédulos, conteniendo los lamentos, dejándose desangrar. Después de cinco horas, llegó el relevo. De la compañía sólo quedaban en pie seis hombres y el capitán.

En realidad no hubo relevo. Aunque los pocos ilesos “querían ayudar a salir a los heridos, uno de estos últimos les ordenó no preocuparse de ellos y escapar”. El capitán de la compañía, Adam Dawidowitz, era un judío polaco  que estudiaba Bellas Artes en la Sorbona; aunque en esa ocasión salvó su vida, la perdió finalmente  en el ataque a Huesca de junio de 1937.

La lucha prosiguió violentamente el día siguiente 17; los rebeldes llegaron hasta el Hospital Clínico y a punto estuvieron de penetrar en el barrio de Argüelles, aunque la brecha fue taponada gracias a la presencia en aquellas horas del general Miaja y del teniente coronel Rojo.

Ante la dificultad de avanzar por ese flanco Varela  ordenó ensanchar  hacia el norte (palacete de la Moncloa y Puerta de Hierro) la cuña que había abierto en la Ciudad Universitaria. A partir del día 18 los combates más cruentos se localizaron en la zona del Palacete de la Moncloa defendida por el batallón Edgar André.  Pero por aquí tampoco hubo posibilidad de avanzar más.

La XII BI relevó a la XI el día 20 de noviembre y las posiciones se consolidaron en los pabellones de Medicina y en la facultad de Filosofía y Letras. Estos fracasos llevaron a Franco a clausurar el día 23 la operación de asalto directo a Madrid y a iniciar una serie de ataques envolventes para aislar la ciudad del resto del territorio republicano, lo que tampoco logró.

 

LA XI BI. Estaba formada por unos 1.900 voluntarios, principalmente franceses, alemanes y polacos. El primer jefe de esta unidad, Manfred Stern (más conocido como general Kleber), era de origen ucraniano. El 20 de noviembre Kleber fue nombrado responsable del sector noroeste del frente de Madrid y el mando de esta brigada pasó al alemán Hans Kahle. El comisario de la XI fue el italiano Nicoletti y el jefe de estado mayor fue el francés Jean Vincent. Las pérdidas de este batallón hasta principios de diciembre se cifran en unos 900 entre heridos y muertos.

 

La XII BI. Estaba compuesta por un número de entre 1600 y 1800 voluntarios: franceses, alemanes e italianos, principalmente. El jefe de esta brigada fue el húngaro Mate Zalka (general Luckacz) y su primer comisario el italiano Luigi Longo, pronto sustituido por el alemán Gustav Regler. Su primer jefe de estado mayor fue el búlgaro Karlo Lukanov (Belov). Las pérdidas en los combates de Madrid fueron tan numerosas que a primeros de diciembre sólo quedaba el 50% de los efectivos iniciales.