Historia de un Comisario italiano: Luigi Longo “Gallo”

Jaime Muñoz Vilches. I.E.S. Europa, 2º bachillerato A

El presente artículo fue el ganador del 1º Concurso de Ensayos sobre las Brigadas Internacionales

realizado el año 2014 en los Centros escolares de Rivas-Vaciamadrid.

I. Papel en la formación de las brigadas

Tras varias propuestas en La Internacional de crear un apoyo solidario con España de combatientes, en Europa se decidió crear un contingente militar. A finales de agosto de 1936, Luigi Longo, representante del PCI en Moscú y anterior líder de las Juventudes Comunistas Italianas, viajó a Madrid para conseguir apoyos en dicho proyecto entre los dirigentes del PSOE y el PCE. A pesar de que Indalecio Prieto y José Díaz aceptaron dicho proyecto, Largo Caballero se mantuvo más reservado.

El 17 de octubre Longo, junto con el polaco Wisniewsky y el francés Rebière se reunieron con el presidente del gobierno republicano. Según las notas tomadas por Rebière (las cuales salieron a la luz en Marzo de 1937), durante la entrevista Longo aseguró (a pesar de no ser cierto) que poseían armas para abastecerse y, tras la pregunta de Caballero por la organización prevista de las brigadas el italiano respondió que sería en batallones y que habría un único mando, formando un “vasto frente popular”(1).

Cinco días después y tras negociaciones del gobierno con los comunistas soviéticos, españoles e internacionales se firmó el decreto oficial de creación de las Brigadas Internacionales. Una vez ultimados los detalles con Diego Martinez Barrio (encargado de la reorganización del Ejército republicano) se instaló en la rue Lafayette (París) la Oficina Central de Reclutamiento. Desde aquí, los voluntarios eran enviados a Barcelona y, desde allí, a Albacete, ciudad que se estableció como Cuartel General y Comité Militar de las recién creadas Brigadas (2).

Longo, que tomó el apodo “Gallo”, fue el mentor de dicha base, siendo designado comisario político de esta. Viajó desde París a Madrid y, tras enterarse que debía operar en Albacete se trasladó el 12 de octubre de forma inmediata debido a la pronta llegada de setecientos voluntarios. En noviembre se creó una comisión de cuadros militares de la cual Gallo asumió la dirección política central, supervisando junto a André Marty, encargado de la dirección general de las brigadas, el nombramiento de cuadros. Unos meses más tarde, Longo fue nombrado comisario inspector general de las Brigadas Internacionales (3).

Según Luigi Longo (4), uno de los problemas a los que se tuvo que enfrentar en Albacete fue al de los grados y el saludo. Cuenta que los voluntarios recién nombrados oficiales se resistían a llevar los galones y a recibir el saludo de sus inferiores, ya que se negaban a poner en práctica la autoridad ligada a su grado. La mayoría se sentían molestos por tener que adoptar una actitud firme y exigente respecto a sus subordinados, los cuales, en muchos casos, eran compañeros de trabajo, de sindicato o siempre habían sido buenos amigos. Resulta lógica esta actitud en la tropa, pues la gran mayoría de los voluntarios eran proletarios sin formación militar.

II. Principios de la Guerra Civil: XII Brigada y batalla del Jarama

A principios de noviembre, en el Cuartel General, se estaba formando la XII brigada. Según un informe de Vital Gayman, este recibió orden de enviar dicha brigada al frente de Madrid, pero consiguió negociar un día más de plazo para esta movilización. En veinticuatro horas la XII Brigada fue constituida.

Esa misma noche Marty, junto a Maté Zalka y Luigi Longo, dio un discurso a las tropas del nuevo cuerpo en la plaza de toros de Albacete, en el cual Gallo no pronunció ni una palabra. El italiano pasó a ser el comisario político de esta brigada, pero no permaneció mucho en el cargo (1). La opinión de Longo acerca de las cualidades y tareas de los comisarios políticos distaba de la que tenían algunos de sus compañeros como André Marty. Este último pensaba que un comisario no podía actuar como representante del personal de la tropa (“tradeunionismo estrecho”) (2), mientras que Gallo optaba por una relación más cercana. Según sus palabras (3): “Toda la educación política, los mejores discursos, no bastarían si cada delegado o comisario desatendiera los problemas materiales, sociales y culturales. Aquí los camaradas delegados deben asemejarse un poco a los delegados de fabrica”. En este caso hay que darle la razón a Longo; como ya hemos dicho antes, los brigadistas eran trabajadores, no militares. Tras la conquista a finales de diciembre por parte de los franquistas de Lopera, una pequeña ciudad de Jaén, estalló el caso Delassale, en el cual Longo tuvo un papel clave.

El general Walter, que estaba atendiendo heridos, vio retroceder del frente una columna de soldados, encabezados por el comandante Delassale y su comisario político. Los combatientes protestaron porque hacía tres días que no comían y Walter, tras insultarles, los llevó de nuevo al frente. El comisario político reapareció al poco tiempo, pero Delassale desapareció, siendo la tarea de Gallo y Marty encontrarle. Finalmente descubrieron que se encontraba en casa de una enfermera amiga suya. Le hicieron comparecer en un tribunal militar el cual, finalmente, le condenó a muerte (4).

En la Batalla del Jarama, sucedida entre el 6 y el 27 de febrero, Longo participó activamente como recoge en su obra Las Brigadas Internacionales en España. En esta afirma que, de media, cada brigada comenzó con 2000-2500 hombres y acabó con unos 1500, sufriendo cada batallón unas 200 bajas. La cifra de muertos internacionales habría sido de 700, aunque Castells o Delperrie de Bayac creen que fue mayor (5). A esto habría que sumarle los 2000-3000 heridos y los centenares de desaparecidos y prisioneros. Se puede concluir esta batalla citando unas palabras de su libro: “El sacrificio de tantos voluntarios internacionales y combatientes españoles ha contribuido a lograr una nueva victoria en la lucha por la defensa de Madrid y de la república. La dureza de la lucha solo puede doblegar a los débiles y a los cobardes… Los voluntarios internacionales han demostrado no temer ni los sacrificios ni la lucha por más dura y encarnizada que sea”.

El 8 de marzo de 1937, el batallón Garibaldi fue llamado como refuerzo para el frente de Guadalajara, pero las bajas fueron mucho menos numerosas que en el Jarama.

 

III. Reorganización de las brigadas

Durante la reorganización de las brigadas en 1937, los italianos dispersos por las diferentes brigadas recibieron la orden de unirse a la XII Brigada con el fin de formar una unidad italiana y española. El primero de mayo, Luigi Longo fue testigo de la formación de la nueva XII, la cual pasó a llamarse como su primer batallón, Garibaldi (1). Este batallón participó en Brunete, Belchite, Extremadura, Aragón y Ebro.

El ejercito republicano también sufrió reorganizaciones, lo que llevó a un enfrentamiento entre Longo y Largo Caballero por la intención de la IC de crear una Brigada Internacional con base en Cataluña, lo que dificultaría la afluencia de voluntarios desde Francia hasta Albacete. En una carta dirigida al presidente (2), Gallo le llama la atención sobre dicha iniciativa y advierte de los múltiples peligros que esta acarrearía. Dicho de otra manera, las Brigadas las organizan los brigadistas.

Al mismo tiempo que André Marty presentaba un informe sobre esta brigada, Longo mandó una carta al PCE con una interesante propuesta que nunca se llevó a cabo: fusionar las Brigadas Internacionales con el Ejército Popular español. Esta hipótesis (que ya fue rechazada cuando Kléber estaba al mando de los brigadistas en Madrid) fue discutida por los dirigentes de la base de Albacete y aceptada, pero parece ser que no fue estimada por el Comité Central del Partido (3).

Tras la batalla del Jarama, de la cual hablamos anteriormente, y en plena reorganización, Crescienciano Bilbao, comisario general bajo el gobierno de Negrín, intentó limitar la influencia de los comunistas en el ejercito mediante la “disminución constante de la autoridad y las atribuciones de los comisarios”, ya que se les acusaba de partidismo y de política imperialista hacia los cuadros españoles. Longo criticó esto y se quejó de Bilbao (4), reconociendo que algunos camaradas, con su sectarismo e incomprensión de los cuadros españoles, daban pretextos a las criticas y las observaciones, pero que precisamente el Comisariado de las Brigadas Internacionales, su prensa, ediciones y todos sus buenos comisarios eran los primeros en luchar contra el partidismo y la incomprensión de los cuadros españoles, agregando que no era limitando sus posibilidades de trabajo como podía resolverse el problema. Más tarde Bilbao, el cual encargó a Longo elaborar unas estadísticas sobre la composición política de la XLV División, le acusaría de haber manipulado dichos datos debido al bajo número de socialistas y al elevado porcentaje de comunistas, pero aun no se han encontrado pruebas fiables de dicha manipulación (5). Creo que es probable que esta acusación solo estuviera incentivada por la enemistad con el italiano, buscando así su desprestigio.

Además de comisario político, Longo fue el encargado de realizar junto a Teresa Noce y Came la propaganda antifascista italiana durante la Guerra Civil. Gallo cree que esta propaganda jugó un papel decisivo en la desmoralización de los soldados fascistas italianos (6). Bajo mi punto de vista fue mayor su papel moralizador de la tropa aliada que el desmoralizador de la enemiga. Otros historiadores como Sciascia creen que no solo no afectó a los fascistas, sino que afectó negativamente a los propios brigadistas.

IV. Salida de España: cautiverio y vida política

El 28 de octubre de 1938, la Garibaldi recibió la orden de retirada de España y, con ella, Luigi Longo abandonó el país. El contexto internacional en el que sucedió esta retirada no fue precisamente adecuado.

En abril de 1938 el ministro del Interior francés adoptó varias medidas contra los inmigrantes clandestinos y, el 12 de noviembre, el gobierno de Dadalier publicó dos decretos más que aumentaron este dispositivo. Uno reforzó las brigadas de Gendarmería de la frontera. El otro pretendía crear un cordón sanitario entre los inmigrantes “laboriosos” y los “indeseables”. Así se fortalecieron los campos de reagrupamiento donde alojar a lo que denominaron “indeseables extranjeros”(1). El 27 de enero de 1939 el gobierno francés abrió las fronteras.

Los brigadistas que no podían regresar a su país fueron considerados “indeseables extranjeros” y la  mayoría fueron internados en estos “campos de refugiados”. Este fue el caso de Longo. En marzo de 1939 se reabrió el campo de Vernet-d’Ariège. En él encerraron a Gallo, junto con otros dirigentes de las Brigadas Internacionales y numerosos anarquistas de la XXVI División de Durruti. Según una descripción de A. Koestler (2) en Vernet se realizaron torturas como golpes contundentes, largas temporadas sin comer y exposiciones al frío. El 27 de agosto de 1939, el secretario general de la Comintern envió un telegrama en clave desde Moscú para Palmiro Togliatti, líder del PCI, con instrucciones para Longo y su compañero Yvonne Robert (3), donde les pedía una lista con los datos esenciales de los internacionales internados y otra con los sospechosos o provocadores. No se sabe si llegaron a cumplir esta misión.

El ex comisario permaneció en este campo de concentración hasta 1941, cuando fue entregado a los fascistas italianos y encarcelado en Ventotene hasta 1943, año en el que fue liberado. Longo tomó entonces la dirección de las Brigadas Garibaldi, unas fuerzas comunistas de la Resistencia Italiana. En 1945 encabezó la insurrección antifascista en el norte de Italia que condujo a la liberación del país.

Una vez finalizada la guerra, Gallo propuso a Giacomo Calandrone el proyecto de contar la historia de los garibaldinos en España (4) pero finalmente fue él mismo el encargado de realizar esta tarea, recogiendo todas sus vivencias y experiencias de la Guerra Civil en diferentes volúmenes, entre los que destaca Las brigadas internacionales en España. Cabe añadir que Italia fue el país occidental donde mejor se trató a los veteranos de las brigadas (5).

Luigi Longo se benefició de su condición de ex combatiente y, tras la muerte de Togliatti en 1964, fue nombrado secretario general del Partido Comunista Italiano.

Fuentes

I. Papel en la formación de las brigadas

(1): La batalla del Jarama, Luis Díez

(2): Novedad en el frente, Rémi Skoutelsky

(3): La batalla del Jarama, Luis Díez

(4): L’Espagne sous le feu fasciste, manuscrito inédito de Longo en el archivo contemporáneo ruso RGASPI

II. Principios de la Guerra Civil: XII Brigada y batalla del Jarama

(1): Novedad en el frente, Rémi Skoutelsky

(2): Informe de André Marty, 4 de marzo de 1937

(3): Informe del archivo RGASPI

(4): Testimonio de Alexander Szureck, interprete del general Walter

(5): Castells la cifra en 850 en su obra Las Brigadas internacionales de la guerra de España y Bayac en 1200 en Las Brigades Internacionels

III. Reorganización de las Brigadas

(1): Novedad en el frente, Rémi Skoutelsky

(2): Borrador de la carta en los archivos de RGASPI, aunque no hay pruebas de que fuera realmente enviada

(3): Archivo RGASPI

(4): Informe del comisariado político de las BI sobre su actividad en 1938, archivo recogido en Historia del comisariado político de las Brigadas Internacionales, Luigi Longo

(5): Novedad en el frente, Rémi Skoutelsky

(6): Las brigadas internacionales en España, Luigi Longo

IV. Salida de España: cautiverio y vida política

(1): L’Opinion publique sous Vichy, Pierre Laborie

(2): La Lie de la Terre  (La escoria de la tierra). Artur Koestler

(3): Télegrammes chiffrés du Komintern 1939-1941

(4): Las Brigadas Internacionales: 70 años de memoria histórica, Antonio R. Celada, Daniel Pastor García, Rosa Mª López Alonso

(5): Novedad en el frente, Rémi Skoutelsky