Puertorriqueños

Los voluntarios puertorriqueños de la libertad 1936-1939

En el mes de octubre de 2011 se celebra el 75° aniversario de la creación de las Brigadas Internacionales (BBII). En Madrid, Albacete y Barcelona rendirán homenaje al sacrificio de los voluntarios internacionales de la libertad que ofrendaron sus vidas durante la Guerra Civil por las causas de la República Española que fueron, entre otras, la autodeterminación de los pueblos, la seguridad colectiva en la comunidad de naciones y la resistencia a la intervención imperialista nazi-fascista.

Aprovechamos esta ocasión para divulgar la existencia y trayectoria de los voluntarios puertorriqueños de la libertad que cruzaron el Atlántico desde Puerto Rico y Nueva York para defender la causa de la Republica Española. Hemos logrado documentar a setenta y tres (73) puertorriqueños que fueron milicianos, corresponsales-combatientes, brigadistas internacionales, comisarios de propaganda, voluntarios de acción social en los Hospitales de Sangre y oficiales gubernativos. Los primeros veintidós (22) voluntarios puertorriqueños estaban en España cuando la sublevación militar eran estudiantes, algunos exilados políticos y otros domiciliados en España, principalmente en Madrid. Luego de la formación de las BBII (octubre de 1936) comenzaron a salir desde Nueva York y Puerto Rico hacia España (enero 1937) no menos de treinta (30) puertorriqueños: veintitrés (23) de ellos vivían en Nueva York, tres (3) vinieron desde Puerto Rico y uno (1) desde Cuba. La mayoría de los voluntarios puertorriqueños que llegaron a los Cuarteles de la BBII en Albacete se formaron en el Batallón estadounidense Lincoln y el Batallón canadiense Mackenzie-Papineau (MacPap), ambos de la XV Brigada Internacional (BI).

Los brigadistas puertorriqueños participaron en varias batallas en el frente de Madrid y en el frente de Aragón. Considerando su fechas de llegada a España, en el frente de Madrid combatieron no menos de seis (6) puertorriqueños en la batalla de Jarama y trece (13) en la batalla de Brunete. En el frente de Aragón participaron no menos de once (11) en la batalla de Belchite, quince (15) en Fuentes de Ebro, quince (15) en Teruel, quince (15) en Segura de los Baños y quince (15) en las retiradas de Aragón en marzo-abril 1938. En la batalla del Ebro (julio-noviembre 1938), última de las batallas donde participaron las BBII, combatieron no menos de diez (10) brigadistas puertorriqueños.

Uno de los voluntarios puertorriqueños que más destacó durante la guerra fue Jorge Carbonell Cuevas. Era estudiante de medicina cuando la intentona militar en Madrid y combatió con la columna Mangada en la sierra de Guadarrama, en el frente del Tajo y en la defensa de Madrid. A mediados de julio de 1937, junto a sus hermanos Pablo y Víctor Antonio, se integró al Batallón MacPap de la XV BI. Pablo, el mayor de los tres hermanos, fue comandante de sección de ametralladoras y murió en la batalla de Teruel. Días después Víctor fue herido e internado en el Hospital de Sangre de Alfambra. Luego de más de dos años en la zona de combate, el capitán Jorge Carbonell, comandante de la Compañía 4 de Infantería del Batallón MacPap, sobreviviente en Teruel, murió heroicamente en combate en la batalla del Ebro.

Otro que ofrendó su vida por la causa de la República fue Carmelo Delgado Delgado. Era estudiante de derecho cuando la sublevación militar en Madrid y se unió al grupo de estudiantes y milicianos que defendían la ciudad. A mediados de noviembre de 1936 fue hecho prisionero en los combates de Ciudad Universitaria y recluido en la cárcel de Valladolid. En el mes de febrero fue condenado a muerte en Consejo de Guerra por el delito de adhesión a la rebelión y fusilado el 10 de abril de 1937 en el campo de San Isidro. Fue el primer voluntario con ciudadanía estadounidense fusilado por un paredón de Francisco Franco. ¡Ironías de la vida!

Otro de los voluntarios que descolló en la guerra fue Rubén Gotay Montalvo, estudiante de derecho cuando la intentona militar en Madrid. Fue corresponsal-combatiente del Comisariado de Guerra de la 11ª División al mando de Enrique Líster y participó en las batallas de Jarama, Brunete, Teruel y en las retiradas de Aragón. Regresó a Puerto Rico en agosto de 1938 y un año después hizo públicas sus memorias de guerra en Mientras arde la hoguera (Apuntes de un corresponsal combatiente).

Se destacaron también los periodistas-escritores Emilio Delgado, José Enamorado Cuesta y Pablo de la Torriente Brau. Los tres eran antimperialistas, se exilaron a España huyendo de la persecución política en su países y motivados por la esperanza que representaban los principios que defendía la Republica Española. El escritor y periodista comunista Emilio R. Delgado estaba en España recién proclamada la Segunda República Española (abril de 1931). Durante la guerra estuvo con el Comisariado de Propaganda donde se destacó en la codirección de los periódicos siguientes: coordinador de Juventud, órgano oficial de las Juventudes Socialistas Unificadas (comunistas); el diario Madrid Ahora, periódico de mayor tiraje durante la guerra; corresponsal de guerra de la agencia Havras de París; director del diario comunista Nuestra Bandera en Alicante; y coordinador del diario comunista Mundo Obrero desde mediados del 1938 hasta la caída de Madrid. Logró llegar a Francia y de allí a Nueva York donde laboró por 25 años en la Agencia Tass.

El también escritor, periodista y militante independentista José Enamorado Cuesta participó en el combate por la toma del cuartel de La Montaña como sirviente de cañón y varias semanas después en las batallas de la sierra de Guadarrama. En ambas ocasiones fue herido. Escribió tres Crónicas que fueron publicadas desde agosto de 1936 en el periódico El Mundo en las que describió con gran realismo la situación del frente de Madrid en los primeros meses de la guerra. Regresó a Puerto Rico a finales del 1936.

El escritor y periodista Pablo de la Torriente Brau, nacido en San Juan de madre puertorriqueña, emigró de niño hacia Cuba y allí se hizo hombre y militante antimperialista. Al igual que muchos cubanos y puertorriqueños, salió desde Nueva York a defender la causa de la República. Fue comisario en la columna de El Campesino y murió en combate en diciembre de 1936 en el frente de Madrid.

Entre los médicos y estudiantes de Medicina puertorriqueños que fueron voluntarios de acción social en la defensa de la República se destacaron por su sacrificio los médicos Francisco Pérez Dueño y Antonio Fernández Valdés. El doctor Pérez Dueño era uno de los mejores cirujanos especialista en España y Europa. Durante toda la guerra ofreció sus servicios en la organización de los Hospitales de Sangre en Madrid. Al finalizar la guerra Pérez Dueño fue acusado y encontrado culpable en Consejo de Guerra por el delito de auxilio a la rebelión, suspendido de empleo y condenado a seis meses de cárcel. El doctor Fernández Valdés residía en España desde el 1908. Sirvió como médico provisional en Hospitales de Sangre y al finalizar la guerra fue acusado de auxiliar al enemigo e internado en la cárcel de Andújar, provincia de Jaén. Permaneció en cárcel franquista por lo menos hasta mayo de 1940 cuando recibió protección diplomática estadounidense.

Entre los brigadistas que salieron desde Nueva York a partir de enero de 1937 se destacaron Antonio Pacheco Padró, Vincent Usera, Jules Herman López Cintrón, Gonzalo Colón González y Ferdinand Rivera Vázquez. El escritor y periodista Antonio Pacheco Padró participó en la batalla del Jarama con el Batallón Lincoln y en Brunete como enlace del Estado Mayor de la 46ª División de El Campesino. Regresó a Puerto Rico en el verano de 1937 y publicó sus memorias de la guerra en Vengo del Jarama. Gloria y horrores de la guerra (1942) que constituye un relato excelente sobre las llegadas de los brigadistas a Europa y su ruta a España. Otro de los distinguidos fue el ex teniente e instructor en el cuerpo de los Marines Corps de las Fuerzas Armadas del Ejército de EEUU, teniente Vincent Usera, que fue adjutant del comandante del batallón Lincoln, Oliver Law, comandante de compañía durante la batalla de Brunete y uno de los mejores instructores de infantería en la base de entrenamiento de internacionales en Tarazona de la Mancha. Desertó hacia Barcelona en las retiradas de Aragón. Hubo sospechas de que fue informante de la inteligencia de las Fuerzas Armadas del Ejército de EEUU dentro de la XV BI.

El puertorriqueño residente neoyorquino, Jules Herman López Cintrón, llegó a España durante la batalla de Teruel y fue hecho prisionero durante las retiradas de Aragón. Estuvo internado durante un año en el campo de concentración franquista de San Pedro de Cardeña en Burgos. Allí destacó como el intérprete del grupo de voluntarios estadounidenses prisioneros, maestro de español y redactor de noticias del periódico de los prisioneros estadounidenses, el Jaily News. La presión ejercida por la opinión pública y la prensa estadounidense obligaron al Departamento de Estado de EEUU a solicitar la liberación de ochenta y un (81) prisioneros estadounidenses que fueron liberados en abril de 1939, entre ellos, los puertorriqueños Gonzalo Colón González, Ferdinand Rivera Vázquez y Jules Herman López Cintrón.

Los doce (12) brigadistas puertorriqueños que salieron de España con la caída de Catalunya tuvieron que cruzar la frontera francesa donde fueron recluidos en campos de concentración para refugiados españoles e internacionales. Entre ellos, Pablo Queipo Sánchez, logró salir de Francia en el barco Mexique hacia Veracruz, Cándido Rozas Espeñeira salió hacia la república Dominicana y el teniente en el cuerpo de zapadores de la 143ª Brigada Mixta, Víctor Manuel Yepes, que pasó varias semanas en el campo Argelès Sur Mer antes de regresar a los Estados Unidos junto a los hermanos Francisco y Fernando Moll González, Juan Avilés Pérez y Agustín Aro Kortright.

Las experiencias vividas en España marcaron para siempre a estos voluntarios de la libertad. A sus 81 años, Jules Herman López participó en 1996 en la conmemoración del 60º aniversario de la creación de las BBII en España donde recibió la ciudadanía española honoraria junto a otros brigadistas internacionales sobrevivientes. Después recibió el reconocimiento del gobierno de la ciudad donde residía en New Jersey. Allí comentó a la prensa con emoción sobre su experiencia en España: “Yo no soy un héroe, pero pertenecí a un grupo de héroes. […] Es maravilloso; es bueno para el ego el reconocimiento después de tanto tiempo […] Mi vida ha sido… he vivido en el anonimato mucho tiempo. Ahora me doy cuenta de que esta experiencia fue el punto culminante en mi vida […]

©José Alejandro Ortiz-Carrión

Octubre 2011, San Juan de Puerto Rico