18 jul 16

80º aniversario del 18 de julio

Esta fue la semana inaugural del 80º aniversario de la guerra, infame, que impusieron las derechas al pueblo español. Ha habido muchos artículos, de todos los colores. De todos ellos vamos a mencionar solo dos: el publicado en el blog de Arqueología de la guerra civil, El paradigma de la reconciliación y el artículo de Jim Fernandez, en inglés, a propósito del regalo a Obama de un libro sobre la Brigada Lincoln.

En Madrid hubo varios actos. El mismo 18 de julio nos concentramos en la Plaza de la Villa para reclamar que desaparezcan de las calles los nombres de aquellos golpistas. Carlos Melchor grabó este acto y también el que se hizo al día siguiente en las Escuelas de Nicolás Salmerón (hoy Centro Cultural) en homenaje a nuestros mayores, a los que fueron víctimas de la guerra y la posguerra y protagonizaron la resistencia cívica contra la dictadura.

Casi al mismo tiempo se recordaban estos hechos -golpe fascista y respuesta popular- en Varsovia. Nuestro compañero Andrés, que participó en los actos, escribió una emotiva crónica que os invitamos a leer. Desde allí nos enviaron nuestros amigos polacos un reportaje fotográfico exhaustivo.

Y, cómo no, nuestros amigos de TMEX quisieron recordar la efeméride republicando un vídeo realizado hace 3 años, cuando se inauguró la placa memorial de la Casa de Velázquez.

Conviene no olvidar, al contrario de lo que repiten muchos voceros de la derecha española. Hace algunos días recordábamos las palabras de Claude Bowers: «Si hemos de defender la herencia de nuestros antepasados, tenemos que estar dispuestos a luchar como lucharon y murieron los valientes leales de España, deteniendo con sus cuerpos y su sangre, durante dos años y medio, la inundación de barbarie que se lanzaba contra Europa, hasta que sucumbieron ante la extraña indiferencia de las naciones democráticas en cuya defensa luchaban valerosamente».

Y ahora publicamos el largo poema del voluntario y poeta alemán Erich Weinert (autor de canciones, entre otras, como el himno de marcha de las BI) que fue transmitido por Radio Barcelona en 1938 para rememorar la actitud heroica del pueblo español ante la agresión fascista:

Dieciocho de julio

Erich Weinert

Aún no ha llegado la hora de cantar un himno;
Aún no podemos alzar al viento las banderas.
Las armas aún hablan más alto que las palabras.
La hora es crítica.

Hablo al mundo, escucha, mundo.
Hablo al corazón de aquellos
A quienes el ruido de estos tiempos
Aún no ha dejado sordos.

¡Dieciocho de julio!
Este día ha entrado en la historia,
En la historia de España,
En la historia del mundo.

No olvidemos este día
Del año mil novecientos treinta y seis
En que los generales traidores
Asaltaron con sus cohortes a un pueblo,
Al pueblo español que había despertado
Y respiraba el aire fresco de su libertad.

Tras un sufrimiento centenario
Bajo el puño de grandes déspotas y pequeños,
Reyes, dictadores, generales,
Mercaderes nuevoricos y bandidos de la nobleza
El pueblo español ahuyentó
Al monarca y a sus servidores
E hizo inofensivos
A aquellos que querían detener el curso de la historia.

Por todas partes en la nueva España,
En Cataluña, en Castilla, en el País Vasco,
El pueblo, los hombres y las mujeres,
Fue forjando una nueva unión
Que aún no era monocorde en sus partidos,
Pero de una sola voluntad sagrada
Dispuesta a no entregar ningún derecho nuevo,
Nada de su nueva libertad.

El pueblo había votado.
Y la votación favoreció en gran mayoría
A los representantes del derecho y de la libertad.

Los representantes del capital en Roma y en Berlín
vieron estas cosas con gran inquietud.
Ellos lo sabían: una nueva democracia en Europa
Pone en peligro sus oscuros planes.
Y acordaron asaltar secretamente al pueblo
Sirviéndose de traidores generales
Que vendieron su patria española.

El dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis
Los generales dieron orden a sus guardias
De disparar contra el pueblo
Y de abatir a su gobierno.

Pero el pueblo,
Cogido por sorpresa y sin armas en la mano,
Se levantó contra los traidores
E hizo frente con los puños vacíos
A las armas y a las granadas de mano.

¡Dieciocho de julio!
Fue la sagrada legítima defensa de la libertad.
Arrancaron las armas a aquellos miserables
Y empezó una guerra.
Y nadie dudaba que el pueblo obtendría pronto la victoria.

El arrojo del pueblo
Asustó a los mandatarios extranjeros.
Entonces acudieron con fragatas y aviones
Y llevaron consigo a ejércitos enteros de soldados
Y llevaron consigo una ingente cantidad de armas
Para reprimir al pueblo levantado.

El pueblo pidió ayuda a las naciones amigas.
¡Nos invaden los bandidos! ¡Vendednos armas!
Pero los vecinos cerraron sus fronteras
Y dijeron: ¡Nosotros no queremos intervenir!

El pueblo tuvo que buscarse sus propias armas,
Pero eran pocas
Comparadas con las muchas de aquellos extranjeros.

¡Sin embargo el pueblo no se dejaba vencer!
Porque un pueblo entero, mujeres y hombres,
Unido y valeroso, fue a la guerra contra los bandidos.

Pero el enemigo que disparaba en el frente
No era el único enemigo.
Por detrás de aquel pueblo que luchaba
Se forjaba en secreto
La traición.
Las oscuras figuras del pasado
Deshicieron el orden en la retaguardia
Y mutilaron las manos del trabajador
Y arruinaron las armas del soldado
Y enredaron con mentiras importadas
El sentido de la verdad.
Y una y otra vez
El maltratado pueblo
Tuvo que defenderse del enemigo que le atacaba por la espalda.

Pero España era invencible.
Asturias luchaba hasta entregar el último de sus hombres.
Con los cuerpos se les impidió en Madrid el paso.
El País Vasco no se entregó
Hasta que hubo disparado la última bala.
Pero España era invencible.
Málaga cayó por traición.
Aragón tuvo que ceder
A los cañones extranjeros, a los legionarios y a las bombas.
A Levante lo descuartizaron,
Pero España era invencible.
El valeroso Ejército Popular causó
Grandes heridas a los invasores
En Guadalajara, en Belchite, en Teruel.
¡España era invencible!

Nosotros no queremos intervenir,
Habían dicho las democracias.
Sin embargo el fascismo extranjero intervenía tranquilamente.
Y como las democracias no hacían sino encogerse de hombros,
Los bandidos se sintieron en el país como en su casa.

Así pues la España del heroico Frente Popular
Se quedó sola, sólo podía contar consigo misma,
Se desangraba por todas sus heridas, pero estaba segura de la victoria
Que iba a darle tierra, libertad y derechos.

La hora es crítica.
Pero al pueblo español le apoya
La simpatía grande
De los pueblos del mundo,
Y ella llena su valiente corazón
Con una fuerza que es más poderosa que las armas.

¡Dieciocho de julio!
¡Dos años de guerra sangrienta, repleta de muertos!
Que viva el pueblo español,
Modelo para todos aquellos cobardes
Que creen que el fascismo es invencible.
El dieciocho de julio
Este pueblo demostró
Cómo puede hacerse frente al monstruo,
Fue el primero que lo demostró.

¡España vencerá!
¡Que viva el dieciocho de julio!
¡Viva la República!