XI Marcha del Jarama

Se celebró la 11ª Marcha del Jarama 2018

Arranque de la marcha. Foto Bernd Kolter

La mañana del día 17 se presenta muy nublada, pero a medida que avanzan las horas va levantando para cumplir el refrán de «mañanita de niebla, tarde de paseo», aunque el sol para solaz y consuelo de los caminantes lo hará mucho antes.

Entre las 9 h. y 9,30. en la salida de metro de Rivas pueblo se agrupa un numeroso grupo de amigos que un año más lo hace para recordar a quienes defendieron la República asediada por un ejército rebelde y para homenajear también a los brigadistas internacionales que con su sacrificio lograron detener en estos cerros la embestida del ejército golpista.

Salimos con el horario previsto el numeroso y variopinto grupo con mucha más gente joven que en ocasiones anteriores, muchos niños también, y es que las batallas que dignifican por su componente ético se mantienen sin importar el tiempo que pase. No era sencillo mover los cientos de personas y cumplir con las expectativas, pero los organizadores de Jarama 80 cumplieron con creces. Muchas gracias compañeros.

Compañeros escoceses junto al memorial de Charlie Donnelly. Foto Óscar Rodríguez

La primera parada se hace en el Parque de Miralrío, desde donde se domina gran parte de los escenarios de la batalla. Allí, junto al monumento a Charles Donnelly, el joven poeta irlandés muerto en plena juventud, Manu Castro da algunas explicaciones del lugar donde estamos y el que vamos a recorrer.

Hablan también Almudena Cros, de la AABI, y Eddie O’Neill, de FIBI, en nombre de los irlandeses y de quienes han venido de fuera, sobre todo escoceses que ayer, viernes, hicieron un homenaje a los enterrados en el cementerio de Tarancón. Se hace una ofrenda de flores con los colores rojos, amarillos y morados mientras la canción del Jarama Valley ambienta y caldea el ambiente para los asistentes.

Luego, animados por los sones de la charanga de Rivas, llegamos a la zona donde comienzan los restos del antiguo ferrocarril del Tajuña. Allí se explica la defensa del puente y se señala la posición de un cañón que, camuflado en el cortado de yesos grisáceos, jugó su papel de defensa del puente. Nunca fue localizado por el enemigo gracias al sistema de camuflaje. Ahora el hueco es perfectamente visible.

Siguiendo la carretera de tierra nos desviamos a la izquierda para subir por una pequeña ladera y llegar a un antiguo campamento de descanso de las tropas en guerra. La marcha circunda una línea de trincheras y enseguida bajamos a la laguna del Campillo.

En el puente de Arganda. Foto Óscar Rodríguez

Después de bordearla remontamos al puente de hierro, Puente de Arganda, también llamado Puente de la Paz, por el que en aquel entonces pasaba la carretera de Valencia. Fue defendido por polacos, franceses e italianos de las B.I. Allí, tras recordar estos hechos y otros relacionados con la evacuación de obras maestras del Museo del Prado, se recuerda a los caídos con los claveles que algunos amigos lanzan a la corriente del agua, mientras se canta el himno de las Brigadas Internacionales.

Regresamos acompañados por los sones de una charanga ripense hasta La Casa + Grande, un centro municipal donde tenemos una fraternal comida. Y todo en recuerdo de quienes verdaderamente lo merecen.

Vídeo del corto Jarama de Boikot