Los hermanos Carritt arriesgaron sus vidas por la libertad
Colin Carritt, presidente del Comité Conmemorativo de la Brigada Internacional de Oxford y afiliado a la IBMT, cuenta la historia de su padre Noel (1911-1992) y su tío Anthony (1914-1937). Estos dos hermanos en Oxford dejaron atrás sus cómodas vidas para luchar contra el fascismo en España; uno de ellos hizo el máximo sacrificio.
Esta reseña apareció originalmente en ¡No Pasarán! 1-2021, publicado en enero de 2021 y disponible en línea aquí . Los miembros reciben tres números de la revista IBMT al año. Para asegurarse de recibir su copia, únase o renueve su membresía aquí .
Boars Hill es un frondoso suburbio de Oxford, hogar de adinerados y acomodados. Sus residentes miran hacia abajo, literal y metafóricamente, a la ciudad que se expande debajo de ellos. Boars Hill era el lugar donde vivía la familia Carritt, en una casa victoriana irregular. Edgar Carritt, profesor de filosofía en el University College de Oxford, y su esposa, Winifred, criaron a sus siete hijos durante los turbulentos años de mediados del siglo XX. Dos de los hijos, mi padre, Noel Carritt, y su hermano menor, Anthony, fueron a España con las Brigadas Internacionales. ¿Cómo fue que estos jóvenes privilegiados terminaron en el barro frío, húmedo y apestoso del Jarama, y luego sufrieron el calor infernal de Brunete, donde Anthony murió, conduciendo una ambulancia, en un bombardeo fascista? ¿Qué fue lo que los radicalizó a ellos y a sus hermanos para asumir compromisos tan transformadores contra el antifascismo?
En 1930, Noel estudiaba Zoología en el Oriel College de Oxford y se vio envuelto en el floreciente movimiento de la “nueva izquierda” en las universidades de la época. Noel se unió al Club de Octubre, la primera sociedad comunista de la Universidad de Oxford. En casa, sus hermanos mayores eran políticamente activos. Michael trabajaba con el Servicio Civil Indio y secretamente ayudaba al movimiento independentista indio en sus luchas anticoloniales, y Bill estaba en Estados Unidos apoyando a los mineros en huelga en Kentucky. La casa de Boars Hill se convirtió en la meca del debate intelectual de izquierda a mediados de los años treinta, cuando Auden, Spender, Crossman y los hermanos Carritt se unieron a activistas políticos experimentados como Abe Lazarus, que estaba organizando a los trabajadores de Morris Motors para asegurar el reconocimiento de su sindicato.
En Alemania, los fascistas de Hitler habían tomado el control del Reichstag y se estaban embarcando en el reino del terror contra todos los que se interponían en su camino. Muchos miembros de la izquierda política o judíos buscaban asilo con urgencia fuera de Alemania, pero el gobierno del Reino Unido estaba lejos de ser acogedor. Los exiliados tenían que tener medios económicos de apoyo si iban a ser admitidos y el profesor Carritt era uno de los varios académicos de Oxbridge que ofrecían tales garantías. Un exiliado fue Heinrik Mottek, editor de un periódico de tendencia izquierdista en Frankfurt, Alemania, quien, con su esposa y su hija Liesel de 18 años, llegó al Reino Unido en 1932.
Pero, al cumplir 21 años, Liesel corría el peligro de ser devuelta por la fuerza a la Alemania fascista y, siendo comunista y judía, es casi seguro que no habría sobrevivido a la persecución ni a los campos de concentración de esa década o la siguiente. Entonces Noel decidió casarse con ella en 1933 y así pudo proporcionarle el pasaporte que salvaguardaba su futuro. ¿Fue solo un matrimonio de conveniencia o algo más? Estoy seguro de que su común compromiso político los unió y fue Liesel quien viajó por primera vez a España a fines del verano de 1936. En esas primeras etapas de la formación de las Brigadas Internacionales no se permitía que las mujeres ocuparan posiciones de combate de primera línea, por lo que Liesel, siendo una joven testaruda, se unió a una unidad de milicias que luchaba en Aragón.
Liesel Mottek como miliciana en Aragón, 1936.
Para entonces Noel ya había dejado la universidad y estaba enseñando en una escuela en Sheffield, pero en el otoño de 1936 decidió seguir el ejemplo de Liesel. Sin avisar al director de la escuela, una noche empacó una mochila y tomó el tren de Londres. Tenía una hora de espera en Londres y pensó que al menos debería contarles sus planes a sus padres en Boars Hill. Como miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, tenía las credenciales para ser miembro de la Brigada, y como titular de un pasaporte en un momento antes de que el gobierno del Reino Unido declarara ilegal la pertenencia a la Brigada, pudo viajar fácilmente a España sin la dificultad que tantos otro voluntarios tuvieron para cruzar los Pirineos a pie y entrar en España.
En algún momento, mientras estaba en España, Liesel debió de haber sido transferida a la Brigada porque a fines de 1936 sabemos que fue secretaria de Dave Springhall, el Comisario auxiliar del batallón Británico en Albacete. Pero Noel y ella tuvieron poca o ninguna interacción en España y su relación fue desintegrándose. A pesar de este distanciamiento, Noel todavía se preocupaba por Liesel, como se hizo evidente cuando Liesel se fue a Barcelona sin permiso oficial. Noel escribió a los altos funcionarios del partido en la ciudad pidiendo que la trataran con clemencia, sugiriendo además que podría ser muy útil a las Brigadas por sus habilidades lingüísticas. Parece que la persuasiva carta de Noel funcionó y Liesel continuó en la Brigada por algún tiempo antes de ser repatriada.
En febrero de 1937, Noel marchó al Jarama para detener el avance de los fascistas. Se ha escrito mucho sobre esta batalla y nuestros lectores estarán familiarizados con el trasfondo. Para Noel, como para muchos, fue un bautismo de fuego. Las condiciones meteorológicas eran espantosas. Hacía frío y llovía, el entrenamiento había sido insuficiente, las comunicaciones y la inteligencia eran casi inexistentes y el liderazgo, aunque siempre de alto calibre e idealistamente positivo, cambiaba constantemente a medida que los oficiales superiores resultaban muertos o heridos. Dadas estas circunstancias, es bastante notable que la Brigada, superada en número y en artillería, se mantuviera firme frente al ataque fascista, incluso impidiendo que las fuerzas de Franco cortaran la carretera Madrid-Valencia y pusieran la capital bajo asedio.
Noel no era un buen soldado. Valiente, ciertamente, pero no estaba en su naturaleza luchar con la violencia que es necesaria en la guerra. Debió de ser una experiencia terrible para él. Se consoló un poco con una extraña amistad que desarrolló en las trincheras con Clem Beckett, el corredor internacional de carreras de motos. Eran como el agua y el aceite: Noel de origen privilegiado y académico, y Clem un norteño de clase trabajadora con los pies en la tierra. A Noel le afectó mucho que Beckett muriera tan pronto en el Jarama [el 12 de febrero, el primer día de combate]. Pero se mantuvo firme hasta que su mano resultó herida por la metralla y fue retirado para recibir tratamiento médico.
Noel, convaleciente en Madrid, tras una herida de metralla en el Jarama en febrero de 1937.
Mientras se recuperaba en Madrid, su hermano, Anthony, se unió a las Brigadas y llegó a España en abril. Ambos hermanos decidieron servir como conductores de ambulancias y en julio de 1937 se desplegaron en la batalla de Brunete. Para entonces, el intolerable calor de un verano español había reemplazado al frío y la humedad del Jarama. Pero al igual que en el Jarama, la Brigada fue superada en número y en armas y, en particular, fueron los fascistas con sus partidarios italianos y alemanes los que dominaron los cielos.
Noel, de pie a la izquierda de la imagen, en Brunete, julio de 1937.
Alrededor del 10 de julio, Noel se enteró de la desaparición de Anthony. Noel buscó pruebas del destino de su hermano, caminando de pueblo en pueblo, del hospital al puesto de primeros auxilios, para tratar de descubrir qué había sucedido. Pero ni la ambulancia de Anthony ni su cuerpo fueron encontrados nunca y tuvo que aceptar su muerte y comunicar la terrible noticia a sus padres.
Más de 40 años después, estuve conversando con Len Crome, el oficial médico jefe del batallón en Brunete. Este me dijo que Anthony había llevado a varios brigadistas heridos al hospital de campaña en ese fatídico día y había recibido instrucciones de regresar inmediatamente al frente porque había informes de más bajas. Anthony partió de inmediato, pero Len recordó que hubo en esos momentos un bombardeo particularmente intenso y suponía que Anthony se vio envuelto en el ataque fascista.
Después de Brunete, Noel fue trasladado al “Hospital Inglés” de Huete, donde Peter Harrisson, su amigo de Boars Hill, era el director administrativo. Mientras estuvo en Huete, Noel fue designado por un tiempo para el cargo de comisario político, además de seguir con sus deberes rutinarios de conductor. La Brigada siempre estaba escasa de personal médico y, debido a tener un título en zoología, el cirujano neozelandés Douglas Jolly lo contrató brevemente como asistente anestesista.
Noel regresó al Reino Unido en diciembre de 1937, donde continuó haciendo campaña a favor de las Brigadas Internacionales y del movimiento Aid Spain. Durante la Segunda Guerra Mundial, solicitó servir en la Royal Navy, pero se le negó debido a la fichas abiertas por el MI5. Después de la guerra volvió a la docencia. Murió en 1992.
En Junio de 2017 el Comité Conmemorativo de la Brigada Internacional de Oxford erigió este monumento a los voluntarios de del distrito. La foto de Anthony Carritt aparece a la izquierda de la foto principal.
Comisión histórica de la AABI