Ellman

 Erik Ellmann, descansa en paz

D. Lomon, J. Almudever, E. Ellmann y V. Almudever. 22 octubre 2011. Foto Guillermo Sanz. Público

Erik Ellmann, veterano de las Brigadas Internacionales, murió el pasado 30 de marzo de 2013. Había nacido en Estonia el  8 de diciembre de 1918; un mes antes, el 10 de noviembre, había finalizado la primera guerra mundial. Su familia era pobre, pero  “revolucionaria”, como declaró en 2011 cuando vino a España a inaugurar el monumento a las Brigadas Internacionales de la Ciudad Universitaria. Por eso, cuando se enteró de la agresión fascista contra la República española comenzó a pensar en acudir en su ayuda: «Mis ideales y los de mis padres eran los mismos que los de la República». 

En diciembre pasado la AABI envió un mensaje a Erik para desearle un feliz año nuevo. El 16 de enero nos respondió su hijo Artu para comunicarnos que  Erik, que acababa de celebrar su 94 cumpleaños, se encontraba muy activo y en buen estado de salud (relativamente, considerando su edad). Justo antes de la Navidad había pasado, como veterano de la II Guerra Mundial, unos 10 días en un centro de salud, para «rejuvenecer» y encontrarse con otros veteranos de la guerra. Erik, nos dijo Artu, seguía con interés las noticias que le llegaban de la AABI y de España. En su casa estaba la bandera que el Foro por la Memoria de Madrid le entregó en octubre de 2011 y que volvió a remitir en octubre pasado con su nombre escrito de forma correcta. Ahora Erik se ha ido, pero sigue vivo entre nosotros.

Con 19 años Erik decidió venir a España. Fue al final de la guerra, y tuvo que combatir en la batalla del Ebro en las filas del batallón Mickiewicz de la XIII BI. Fueron dos meses muy duros. Su batallón fue la vanguardia del avance republicano desde la cabeza de puente de Ascó hasta Corbera, tomada en la tarde del 25 de julio, y Gandesa, a cuyas puertas quedaron. En los primeros días de la ofensiva las unidades republicanas carecían, desgraciadamente, de artillería, aviación y otros medios de fuerza, por lo que no pudieron avanzar una vez las fuerzas franquistas acumularon tropas y medios superiores. En los intentos realizados en los cuatro días siguientes perecieron 420 miembros de la XIII BI; una parte de ellos eran españoles.

En las semanas siguientes el Ejército del Ebro y las BI pasaron a la defensiva. Poco antes de ser retiradas estas últimas como consecuencia de los compromisos del Jefe de Gobierno, Juan Negrín, su batallón tuvo que afrontar los furiosos ataques del enemigo  junto al molino de Farriols, en la carretera de Corbera a Mora. La misión era defender la cota 287, posición clave junto a la carretera. El día 20 y los siguientes Erick Ellman y sus compañeros tuvieron que soportar “el huracán de pólvora y acero que eran capaces de soltar unas 250 piezas de artillería y morteros”, al que se unieron las bombas de la aviación. Los valientes del Mickiewicz no cedieron terreno hasta que el día 22, reducidos a 45 hombres, retrasaron su línea a otra en la que les esperaba el refuerzo del batallón Lincoln.  De esos días guardó Erik un amargo recuerdo, como confesó en 2011: «Íbamos de avanzadilla y teníamos que avisar si veíamos avanzar a los franquistas. Nos fuimos a descansar y avanzaron. No sabemos qué pasó con los que venían detrás de nosotros».

Pedro Mateo Merino, jefe de la 35ª División Internacional en la que se integraban la XI, la XIII y la XV BBII, pintó uno de los mejores relatos de aquella batalla en su libro Por vuestra libertad y la nuestra. En él escribe:

“Contemplando aquellos hombres, de lealtad probada en tantos azares y sacrificios, un merecido homenaje brotaba de lo más hondo de nuestros corazones… Dejaban una gloriosa herencia que trascendería en perdurables enseñanzas de orden militar y humano en la que el ejercicio de la disciplina, basada en la conciencia y en la organización, se integraba con el poder cognoscitivo, el internacionalismo y la camaradería por encima de los mares y las fronteras”.

Al abandonar la tierra española Erik pasó cuatro meses en un campo de concentración en Francia y de allí marchó a la URSS a proseguir el combate contra el fascismo iniciado en España. Luego, con la democracia, regresó a su segunda patria en repetidas ocasiones. La última fue en octubre de 2011. En un reportaje publicado por Público el 23 de octubre, Juanma Romero escribió: “Se le ve enjuto, consumido, pero engaña. A Erik Ellmann le acompaña una vitalidad envidiable. Refunfuña cuando le preguntan; siente que ha contado su vida muchas veces. ‘Lo importante es que la gente entienda que luchamos contra el fascismo, y que vea que no se puede volver a repetir’. Un mensaje no sólo para las ‘siguientes generaciones’, sino incluso para los que viven hoy y ‘no entienden ni quieren saber qué pasó’.”

Descansa en paz, Eric.

       Vuestro ardor, vuestra sangre, vuestro sagrado empeño           más nuestro cada día lo hará nuestra memoria.

Juan Paredes