3 hermanos daneses

Tres hermanos daneses y un camarada

Retrato de los cuatro primeros voluntarios daneses en la guerra civil española

 por Allan Christiansen 

“Fue poco después del cumpleaños de Åge, que cumplía 18 años el día 8 de agosto de 1936. Mi otro hermano, Kaj, y un camarada, Hans Petersen, trabajaban juntos en las fábricas de máquinas Hartmann y habían estado hablando de irse a España. Yo quería ir y Åge también”… De esta manera cuenta Harald Nielsen cómo surgió la decisión de viajar a España. Pensaban que Åge era demasiado joven para ir, pero él, con sus 18 años, se sentía suficientemente mayor como para decidir él mismo lo que quería hacer y así sucedió.

Hans Petersen y los hermanos Aage y Kaj Nielsen, sobre el puente de Lille

Los cuatro eran miembros de las Juventudes Comunistas Danesas (DKU) y solían reunirse con frecuencia en la casa de los Jóvenes Comunistas en Bjelkes Allé en Nørrebro, un barrio de Copenhague. Allí discutían toda clase de temas políticos y en especial, la situación política en España. Cuando los demás oyeron que estos cuatro jóvenes querían ir a España, se entusiasmaron y decidieron hacer una colecta para pagarles el viaje. Ellos también contribuyeron personalmente con sus sueldos de una semana. Kaj tenía 21 años y Hans Petersen, el mayor, con 26 años, era mecánico. Harald tenía 24 años y era carnicero de profesión. Åge trabajaba en la construcción de carreteras y vías públicas.

¿Qué fue lo que llevó a los tres hermanos a irse a España? Es difícil contestar a esta pregunta, pero la respuesta seguramente habría que buscarla en la historia individual de los jóvenes. Vivían en un piso de dos habitaciones, cocina y baño, en Skyttegade, una calle de Nørrebro. Su padre era herrero, sindicalista y trabajador incansable. Eran nueve hermanos y todos ellos tuvieron que ponerse a trabajar desde jóvenes. En su casa se discutía sobre política muy a menudo. Harald, Kaj y Åge eran miembros de las Juventudes Comunistas y no siempre estaban de acuerdo con su padre.

En la Dinamarca de los años 30 había mucho desempleo. Ellos veían con sus propios ojos las consecuencias del desempleo, las cuales les tocaban muy de cerca. Pero también sabían que no debían tolerar la injusticia. Por ejemplo, cuando echaban a alguien de su casa por no haber pagado el alquiler, su padre y otros del barrio les ayudaban a subir los muebles otra vez y le decían al policía de turno que desapareciera de allí y que no se le ocurriera volver nunca más. En Dinamarca también surgieron brotes de racismo. KU, las Juventudes Conservadoras, insistían en argumentos de carácter bastante fascista. Tenían por costumbre marchar por los barrios de trabajadores y muchas veces había peleas entre ellos y los miembros de las Juventudes Comunistas.

 Ir a España

 No sabían demasiado sobre la situación en España, pero sabían que allí necesitaban ayuda en la lucha contra los fascistas. Querían ir antes de que fuera demasiado tarde, así que, un día de agosto, cogieron la mochila y la bicicleta y se separaron de sus familiares y amigos. Su madre se quedó muy triste, por supuesto, pero el padre le dijo para consolarla: “Seguramente no tardarán en volver”. “Y eso era lo que nosotros creíamos también”, cuenta Harald.

Fue un viaje lleno de vivencias el que los tres hermanos y Hans Petersen emprendieron; y en su transcurso se encontraron con numerosos ejemplos de la polarización política de aquellos tiempos. En un albergue juvenil de Alemania los jóvenes alemanes cantaban la canción Horst Wessel bien firmes y con el brazo en alto del saludo nazi. Por otro lado, sus cartillas de miembros de las Juventudes Comunistas les ayudaron a conseguir comida y refugio en otros lugares de Alemania.

Los gendarmes franceses confiscaron sus bicicletas en la frontera. La razón fue que el cajero de un banco alemán les había timado al cambiar dinero, dándoles billetes falsos, por lo cual no pudieron pagar el depósito de las bicicletas en la frontera, como se hacía en aquellos tiempos. En aquella situación no había más remedio que seguir a pie y hacer auto-stop. Comían fruta de los árboles y arbustos que había al lado de la carretera y por la noche se metían en los campos y ordeñaban las vacas para tener un poco de leche en un pequeño cubo. El último tramo de París a Verdún lo hicieron a bordo de un transporte de cerdos, entre la paja.

En París encontraron una postura solidaria con respecto a la causa por la que iban a luchar, personificada en taxistas que les llevaban hasta la siguiente parada de taxi y hacían colecta entre los otros taxistas. El dinero era para la estancia de los cuatro daneses en París y para el resto del viaje. Parecía que el viaje a España iba a sufrir un retraso debido a que la oficina de Komintern en París aún no había tomado una decisión en cuanto a la ayuda espontánea a la República española que estaba llegando de todas partes. Cuando su estancia en París se les hizo demasiado larga, decidieron continuar por cuenta propia. En Fontainebleau, a las afueras de París, les dejó subirse un camionero, que según parece, transportaba lápidas. Un tanto macabro, pero en fin, confiaban en que no fueran para sus propias tumbas. Más tarde fueron llevados en un taxi que iba hacia el Sur.

Cuando estaban en el Sur de Francia fueron a las oficinas sindicales y enseñaron sus cartillas. En algunos de esos lugares los empleados eran fascistas. En cuanto se daban cuenta, se apresuraban a salir de allí, pero, en la mayoría de los sitios, los sindicatos apoyaban al Frente Popular y les daban comida y a veces, hasta un lugar donde pasar la noche. En Perpignan, cerca de la frontera española, se encontraron con un militar austriaco llamado Rudi que les ofreció ayuda para cruzar la frontera. Lo único que tenían que hacer era mezclarse con su gente en el tren. Así lo hicieron. De esta manera alcanzaron los cuatro daneses su objetivo de llegar a España a principios de septiembre, mientras dormían acurrucándose en la red normalmente destinada a los equipajes. La guerra civil española había comenzado hacía mes y medio.

 La Centuria Thälmann

 Cuando los cuatro daneses llegaron a Barcelona, estaba el comunista alemán y anterior parlamentario de Bavaria, Hans Beimler, organizando una centuria de voluntarios alemanes y austriacos, que habían regresado a Barcelona tras luchar en los frentes de Irún y Aragón. Los hermanos Nielsen y Hans Petersen consiguieron entrar en contacto con Hans Beimler en el Hotel Colón y los cuatro daneses entraron a formar parte de la Centuria Thälmann.

Los habitantes de Barcelona se quedaron impresionados al oír a la Centuria Thälmann cantar la Internacional en diferentes lenguas, marchando por la Rambla en dirección al frente. La disciplina militar no era algo que uno viera todos los días en Barcelona, que era la cumbre de los anarquistas. El asombro se convirtió en alegría por la conciencia de un objetivo que los voluntarios extranjeros mostraban al expresar su solidaridad con el movimiento antifascista, razón por la cual, el resto de la marcha se convirtió en un verdadera marcha triunfal.

Harald Nielsen había cumplido el servicio militar en una compañía de ametralladoras, así que se convirtió en responsable del uso de una de las pocas ametralladoras Hotchkiss de las que la Centuria disponía. Su objetivo era el frente de Huesca, donde la centuria Thälmann tenía que defender unos cerros cerca de Tardienta y Almudévar. Al mismo tiempo, tenían que intentar reconquistar la ermita de Santa Quiteria, un pequeño monasterio que dominaba el alto. El ataque principal contra la ermita se produjo el día 20 de octubre, al caer la tarde. La batalla duró toda la noche y al amanecer del día siguiente habían conseguido hacerse con su objetivo, pero, ese mismo día, se produjo un contraataque, con apoyo de la artillería y aviones bombarderos. La centuria no consiguió mantener su posición. Las batallas anteriores les habían costado muchos muertos y heridos, por lo cual se vieron obligados a retroceder. El soldado que estaba en primera línea con una ametralladora, al lado de Harald, murió durante una explosión y Harald resultó herido en la mano cuando intentaba sustituirle. Su hermano Kaj se puso entonces en su lugar.

Fue una iniciación muy sangrienta la que vivieron los soldados daneses, pero consiguieron salir vivos de aquella operación. De 125 hombres, 19 murieron y 52 resultaron heridos. La centuria en realidad ya no existía. Fue sustituida por soldados españoles en el frente. Su lucha en los cerros de alrededor de Tardienta había despertado admiración. La centuria Thälmann fue galardonada con la bandera de honor del gobierno local catalán: “La Bandera de Sangre”. La ceremonia se celebró el día 27 de octubre en el cuartel “Carlos Marx” y estuvieron presentes varios representantes de la  Generalitat y de PSUC, así como el cónsul en Barcelona de la Unión Soviética, Antónov-Ovsjenko. Los tres llamativos hermanos rubios, debido a su contribución durante la batalla, fueron elegidos para recibir la bandera de honor durante la ceremonia en nombre de la Centuria Thälmann.

En ese momento se estaba creando la Brigada Internacional. La época de las centurias se había acabado. Los tres hermanos y Hans Petersen fueron trasladados al nuevo cuartel general de Albacete, donde pasaron a formar parte del batallón Thälmann. En noviembre de 1936, el batallón participó en la agotadora lucha a las afueras de Madrid.

 La batería antiaérea “Georgi Dimitrov”

 Hans Petersen resultó herido durante la defensa de Madrid, cerca de la Casa de Campo y fue trasladado a un hospital de Barcelona. Harald, Kaj y Åge Nielsen se quedaron en Madrid hasta finales de diciembre, mientras la lucha menguaba a las afueras de Madrid, sin que las tropas de Franco consiguieran tomar la capital. Entre Navidad y Año Nuevo los hermanos Nielsen estuvieron de permiso y después entraron a formar parte de la DECA, fuerzas de defensa antiaérea.

Habían llegado varios daneses más y, junto con algunos de los nuevos –ya que la mayoría se alistó al batallón Thälmann– entraron a formar parte de la batería antiaérea “Georgi Dimitrov”, que contaba con los nuevos cañones antiaéreos rusos y operaba de modo independiente, sin conexión con la Brigada Internacional. El mando de la DECA mandaba a la batería Dimitrov a diferentes puntos de fuego para proteger la línea del frente contra las fuerzas aéreas alemanas e italianas que actuaban apoyando a Franco. Era una situación muy distinta a la de ser soldado en el frente. Su misión era distinta. No había tantos soldados juntos en el mismo lugar, había más tranquilidad, pero no por eso era menos peligroso, ya que casi siempre estaban expuestos al ataque de los bombarderos.

Kaj y Åge Nielsen se quedaron en España un año y después volvieron a su país en octubre de 1937. Hans Petersen y Harald Nielsen hicieron lo mismo, pero poco después volvieron a España. Hans Petersen se unió al movimiento partisano, mientras que Harald Nielsen se dedicó al trabajo político con sus compañeros de partido en España.

En noviembre de 1938 se disolvió la Brigada Internacional y los voluntarios volvieron a casa tras un emocionante desfile de despedida en Barcelona. Hans Petersen y Harald Nielsen ayudaron al representante del gobierno danés a mandar de vuelta a casa a 91 daneses. De camino a casa, Harald se encargó de liderar el grupo de voluntarios daneses. Hans Petersen se fue en diciembre, siendo, por tanto, uno de los últimos que viajaron de vuelta a casa, del mismo modo que había sido uno de los primeros en salir de Dinamarca.

 En el movimiento de Resistencia danés

 El día 9 de abril de 1940, Dinamarca fue invadida por Alemania. Era de esperar que los que habían sido voluntarios en España iban a continuar su lucha contra el fascismo en tierra danesa. También fueron los primeros que emprendieron la lucha contra el poder de ocupación. Crearon la mayor y más poderosa organización: KOPA, (la Resistencia comunista), que más tarde se llamaría BOPA. Los tres hermanos y Hans Petersen participaron activamente en la construcción de la organización.

Tras el ataque alemán a la Unión Soviética el día 22 de junio de 1941, se produjo una ola de detenciones entre los comunistas. El 7 de noviembre de 1942, la policía danesa arrestó a 86 veteranos de la guerra civil española y dos días después, el número había ascendido a 125. Se les llevó a un campo de concentración danés  llamado Horserød, al Norte de Copenhague, donde se encontraron con otros comunistas y veteranos detenidos anteriormente. El 2 de octubre de 1943, 143 prisioneros de Horserød fueron transportados en las bodegas de un barco de carga hasta Swinemünde y desde allí en vagones de mercancías hacia el campo de concentración Stutthof, cerca de Danzig, Polonia, (la actual ciudad de Gdansk). Ocho de los veteranos murieron allí.

En un principio los hermanos Nielsen y Hans Petersen tuvieron la suerte de no ser arrestados. Pero poco después, Hans Petersen fue detenido y se convirtió en el primer danés condenado a muerte en un juicio celebrado por alemanes en Dinamarca. Le mandaron a una casa de castigo para condenados a muerte o a cadena perpetua, situada en Dreibergen, Alemania, pero finalmente consiguió salir con vida de allí al final de la guerra. Sin embargo Åge, que se dedicaba a hacer sabotaje, al igual que sus hermanos, sucumbió en una acción en septiembre de 1943. La Gestapo lo torturó para obtener los nombres de sus camaradas, pero él no soltó prenda y murió en la cárcel Oeste el 18 de octubre de 1943. Hoy en día se puede ver una placa conmemorativa en su honor en la escuela Husum y en el sindicato de los trabajadores de construcción de carreteras y vías públicas.

En noviembre de 1943, Harald y Kaj fueron mandados a Suecia, heridos en la lucha y perseguidos debido a sus actividades de sabotaje. Tras una semana en el hospital de Malmø la policía les encerró en celdas individuales, por miedo a que sabotearan las vías suecas de ferrocarril que llevaban a Alemania, o a que participaran en el transporte de armas de la Unión Soviética para ayudar a los saboteadores daneses. Más tarde fueron trasladados a la cárcel de Kalmar.

Y en los años siguientes

Tras la guerra, Harald y Hans Petersen continuaron con sus habituales puestos de trabajo. Kaj tuvo varios trabajos diferentes. En 1954 se fue de Dinamarca y viajó por toda Europa como batelero. A mediados de los años 50 tenía planes de navegar por todo el mundo. La prensa francesa le dio mucha publicidad el día de su partida. Fue bautizado por un periodista como “le clochard de la mer”, pero sólo llegó a Suez, cuyo canal había sido cerrado durante la guerra de Oriente Medio del 56. En Chelles-les-Courtreau, donde vivía, sólo el cartero conocía su verdadero nombre. El resto le llamaba “le Capitaine”. Kaj volvió a Dinamarca en mayo del 79. Fue ingresado en el hospital principal de Copenhague, donde murió poco después.

Harald tuvo el honor de darle a La Pasionaria, el día en que cumplió 90 años, un saludo de parte de la “Asociación de los Voluntarios Daneses en la guerra española”. En ese saludo decía entre otras cosas: 

Gracias por tu esfuerzo
durante la larga lucha de tu vida
por la libertad, la paz y la democracia.
Cuando estábamos luchando
en la Brigada Internacional
tu persona fue una inspiración
que nunca olvidaremos.
Te deseamos salud y bienestar
para continuar la lucha.

 Harald fue el último de los hermanos en morir, el día 5 de diciembre de 1989. Pocas semanas antes, el 12 de noviembre, había muerto Pasionaria. En la despedida, junto a las flores y las banderas del Partido Comunista de España y de la República Española, pudo verse la bandera de los Brigadistas daneses, que daba en silencio el último adiós  a la que había sido una fuente de inspiración en la lucha.

 La pregunta que a menudo resuena es: “¿Por qué seguir adelante  ocupándose en la Guerra Civil Española si ahora ya es solo historia?” A ese respecto vienen a cuento las palabras de Kurt Goldstein, voluntario alemán en la guerra de España:

La Solidaridad es el carácter distintivo de las fuerzas progresistas, en cualquier parte del mundo. Pero la solidaridad de alcance mundial con España sin duda es el ejemplo más consecuente de solidaridad internacional que se ha visto en el mundo.

En la Guerra en Vietnam hubo un gran movimiento de apoyo al pueblo vietnamita, pero el nivel alcanzado en España fue excepcional. Esa Solidaridad no puede extinguirse. Debe continuarse con, por ejemplo, la solidaridad con el pueblo palestino, que bajo condiciones muy dificultosas está combatiendo por los derechos los más fundamentales. Es un compromiso para nosotros en el mundo rico asegurar que los países pobres puedan acceder al desarrollo y la autodeterminación nacional.

 Es por eso que los hombres progresistas se ocupan de la guerra española. Por tal motivo se erigió un monumento en el parque Churchill, junto a la Esplanaden de Copenhague, en honor de los daneses que cayeron en la lucha por una España libre e independiente.

….

Allan Christiansen, organizador de los Amigos Daneses de la Asociación de la Brigada Internacional, es sobrino de un brigadista que, al volver a Dinamarca, fue recluido en el campo de concentración de Horseröd. Allan está escribiendo una biografía de los casi 550 voluntarios daneses. De los 220 que murieron en España, 150 lo hicieron en el campo de batalla y  70 murieron de enfermedad  o como consecuencia de las torturas sufridas en las cárceles fascistas.

Hay un muy interesante documental, «Diario de la guerra civil española. Daneses en las Brigadas Internacionales», que puede verse en el siguiente enlace  http://www.filmstriben.dk/bibliotek/film/details.aspx?filmid=4936094000

Duración: 43 min. 
País y año de producción: Dinamarca, 1986. 
Dirección: Bjorn Erichsen 
Sinopsis: 560 jóvenes daneses se ofrecieron como voluntarios para luchar contra Franco al estallar la guerra civil española. Muchos cayeron en territorio español, y algunos de los supervivientes sufrieron represalias a su vuelta a casa, o acabaron en campos de concentración nazis. El documental sigue a tres brigadistas de regreso a los lugares donde lucharon, resultaron heridos y perdieron a sus compañeros.