Teruel BI 15
Jornadas de memoria histórica de Teruel
Sábado 25 de abril
Se han iniciado las Jornadas de Memoria Histórica organizadas por la Asociación Pozos de Caudé.El primer acto tuvo lugar en Cuevas Labradas, un pueblecito situado en el valle del río Alfambra (al norte de Teruel) que fue cuartel general de la XV BI y por donde fueron pasando sus cuatro batallones. Con la ayuda de varios vecinos del pueblo (niños en aquellos años) pudimos ver las cuevas donde se escondía la población civil cuando llegaban las “pavas” (bombarderos Junker) de la Legión Cóndor. También nos señalaron las dos casas que fueron habilitadas como hospitales de sangre donde estuvieron trabajando enfermeras y médicos de las BI, entre ellos el doctor Broggi. Precisamente para este acto contamos con la presencia de dos hijos y un sobrino de dicho doctor de las BI, los que nos contaron algunos datos relevantes de su actividad y del impacto que causó en él.
Los dos hijos y un sobrino del Dr. Broggi muestran la placa de reconocimiento delante de la casa-hospital en la que atendió a los heridos de la batalla de Teruel
A continuación pasamos al pueblo de Alfambra, en cuyo Ayuntamiento se proyectó un documental sobre la guerra en Aragón, seguido de un coloquio. Después de la comida de hermandad, los 50 asistentes dimos un paseo por el pueblo para ver los edificios que fueron usados como hospitales. Y a continuación marchamos al cementerio de Alfambra para rendir homenaje a los antifascistas internacionales y españoles que murieron en esa y otras localidades cercanas. Marisa González Biosca, que ya nos había leído algunos poemas por la mañana, leyó un par de ellos más con gran emotividad.
Nuestra compañera Marisa G. Biosca lee poemas escritos por brigadistas en el cementerio de Alfambra
Tras el canto de la Internacional visitamos una fortificación republicana situada al pie del cerro del castillo. Y enseguida volvimos al Ayuntamiento para celebrar un encuentro en el que debatimos los problemas del trabajo memorialista y las estrategias a corto y medio plazo. Fue una jornada intensa y gratificante en la que los amigos turolenses se desvivieron por hacerla ágil ante los visitantes de distintas zonas de España (sobre todo del Levante) que acudieron a la convocatoria.
Domingo 26 de abril
A las 10 era la cita en el Restaurante El Milagro, en el polígono industrial situado en el valle del Guadalaviar, entre La Muela y el Muletón, que fue la principal zona de combates durante la batalla de Teruel.
Una caravana de una docena de coches se dirigió a las faldas del Muletón. Allí nos hicimos la foto con Josep Almudéver quien, por otro lado, no pudo subir con nosotros debido a sus 95 años. El tiempo, por otro lado, no acompañaba. A la suave escalada por una zona de poca pendiente le siguió, una vez llegados a la plataforma del Muletón, una lluvia con ventisca que azotaba nuestros cuerpos. Como tampoco eran las nieves de enero del 38, ni menos las temperaturas de -18º que tuvieron que soportar las tropas en aquel invierno, tratamos de poner la mejor cara posible a las condiciones meteorológicas.
El Muletón es una pequeña meseta que domina Teruel desde el Noroeste, como La Muela lo hace desde el Suroeste. Apoderarse de ambas era el objetivo táctico del mando franquista, cosa que logró, en parte, en su 3ª contraofensiva (17-22 de enero). Y fue en esas fechas cuando la XI BI escribió una de las páginas más heroicas de su combate contra el fascismo. Aguantaron miles y miles de toneladas de bombas de las 400 bocas de fuego situadas entre el Cerro Gordo y las Celadas así como de la impertinente aviación facciosa. Y tuvieron que retroceder un poco, pero siguieron plantando cara e impidiendo el avance hacia la ciudad.
De la misma manera, durante esos días, la XV BI resistió parecidos ataques en “el puesto de honor”, es decir en la llanada que se extiende al oeste de Teruel. Y tuvo que retroceder un poco, pero impidiendo que las tropas de Franco asaltaran la ciudad. De tal manera que éste tuvo que reorientar el ataque hacia una operación de flanqueo por el Norte que se convirtió en la batalla del Alfambra (5-12 de febrero). Esa batalla sorprendió a unas tropas bisoñas que no resistieron el empuje del aparato armado fascista; un éxito que permitió el cerco de Teruel y su caída el 22 de febrero.
De todo eso se habló en aquella pedregosa meseta del Muletón surcada por los hoyos producidos por las bombas y repletas todavía de metralla. Las vistas, a pesar de la lluvia y el viento, eran impresionantes. Las explicaciones del experto local, Alfonso Casas, muy acertadas.
Almúdever, centro, con Toni Simó, izquierda, y un miembro de la Asociación Pozos de Caudé
Y así, reconfortados por el conocimiento y la emoción, regresamos a lo coches para dirigirnos a Concud. Este pueblo había sido tomado por las tropas de Líster en la mañana del 15 de diciembre de 1937, siendo el primer éxito temprano de la operación que Vicente Rojo había diseñado para evitar la inminente ofensiva de Franco sobre Madrid. Y en aquel Concud de las batalla nos volvimos a encontrar con Josep Almudever para que nos hablara de su vida y del libro de su vida: El pacto de no intervención. Pobre República. Toni Simó, su amigo y organizador de todos los actos de Josep, habló de la gestación del libro y de la actividad desplegada por el joven brigadista (95 años) en estos 15 días de estancia por tierras del Levante español. Y luego Josep comenzó a desgranar anécdotas de su vida de miliciano y brigadista con esa gracia especial de su acento mezcla de levantino y francés que le convierte en un hábil cuenta-historias.
Se nos hizo tarde, pues, cuando decidimos cortar la emotiva charla para luego dirigirnos a diferentes lugares por donde el miliciano Josep había pasado: Corbalán (donde comimos), Cubla, Valacloche (donde descubrió una buena cantidad de azafrán acumulado como tesoro en el casa del cura) o Cascante del Río, donde compartió con nosotros y otros vecinos del pueblo las vivencias de aquel joven de 17 años que defendía la República con el mismo salero que hoy lucha por la Tercera. La prodigiosa memoria de Josep le permitió recordar el nombre de su comandante así como de alguna de las muchachas del pueblo, que sentían la cercanía y regocijo de aquellos mozuelos.
Todavía a las nueve podíamos ver a Josep mirando la exposición de fotografías murales organizada por la Asociación de Vecinos del barrio de San Julián. Y ya, a las 10, tras una jornada intensa en evocaciones y paseos, el brigadista internacional Josep Almudéver se disponía a disfrutar de su merecido descanso. Mañana sus amigos le llevarán en coche a su casa de Pamiers, una localidad francesa al norte de los Pirineos, entre Foix y Toulouse.
Descansa Josep. Y sigue tu combate contra la desmemoria y por la justicia. Queremos tenerte pronto de nuevo entre nosotros.