Aileen Palmer

Un artículo sobre Aileen Palmer

Hace unos años la investigadora catalana Eva Campamá Pizarro escribió su Tesis doctoral sobre Aileen Palmer, una voluntaria australiana que dedicó dos años de su vida a ayudar al pueblo español en su lucha contra el fascismo. Lo hizo dentro de la British Medical Unit, un ejemplo modélico de solidaridad internacional que llevó a numerosas enfermeras y médicos del Reino Unido y de la Commonwealth a implicarse en labores humanitarias y de hondo compromiso político.

Además de atender a sus tareas sanitarias en Albacete, así como en los frentes de Aragón y Madrid, Aileen Palmer escribió intensos poemas sobre sus vivencias en España, uno de los cuales, España, es objeto de análisis por parte de Eva Campamá. Escribió además otros tantos más, dos de los cuales vamos incorporar al final del trabajo de Eva Campamá para tener una idea más completa de su obra y de los sentimientos que le embargaron durante y después de la tragedia.

Uno de ellos está dedicado al batallón Thälmann, al que conoció desde su nacimiento como Centuria en el verano de 1936 y al que siguió en su periplo bélico. El segundo poema fue escrito al final de la guerra como un lamento desgarrado por la derrota y un aviso de la barbarie que vendría. Pero no todo estaba perdido, ya que la proeza de los brigadistas marcaban el camino a seguir:

Habiendo dado todo lo que tenían que dar

para salvar de sangre, fuego y polvo,

son al menos la esperanza en que confiar.

Agradecemos a Jesús Viu la cuidada traducción del original del artículo escrito en catalán.


Aileen Palmer. Una mujer australiana en la Guerra Civil española

Eva Campamá Pizarro. Universitat de Barcelona


Durante el tiempo en el que estuve estudiando en La Trobe University, en la ciudad de Victoria (Australia), cursé la asignatura «Relaciones de género en la sociedad australiana», gracias a ella supe que no sólo fueron hombres los que vinieron a España durante la Guerra Civil, también hubo mujeres australianas. Una de ellas se llamaba Aileen Palmer (1915–1988), era hija de los escritores y periodistas Vance y Nettie Palmer. Aileen Palmer vino a España como voluntaria y secretaría de la Unidad Médica Británica. Hoy, he venido a hablar sobre ella y su obra literaria, la cual parece haber sido olvidada.

A principios de los años 30, Aileen Palmer se dedicó al aprendizaje de varios idiomas, francés, alemán, español y ruso, además de estudiar literatura en la Universidad de Melbourne. Durante aquellos años fue miembro del Club Laborista universitario y se afilió al Partido Comunista de Australia.

Cuando finalizó sus estudios en 1935 sus padres decidieron trasladarse a Londres. Un año más tarde vinieron a España, buscaban un lugar tranquilo donde su padre pudiera escribir su novela “La leyenda de Sanderson”. Cuando los Palmer llegaron a Barcelona, la Oficina de Turismo los envió a Montgat. Allí vivieron en una casa, que todavía existe, situada en la calle Marqués de Mon-solís. Montgat era entonces un pueblo muy parecido a los que había en Australia en aquella época. Les recordaba los días que habían pasado en Caloundra (Queensland). Este hecho lo menciona Aileen Palmer en una de las cartas que escribió a su abuela: “No es tan diferente de Caloundra, el pequeño pueblo de pescadores, el mar es azul, los paisajes están llenos de eucaliptos, pero el sol español es más suave comparado con el de Queensland, y además, no resulta agobiante”.

El hecho de ser miembro del Partido Comunista y su conocimiento de la lengua española, le permitió participar en las actividades del PC español. Colaboró en la organización de la Olimpiada Popular, una iniciativa del mismo partido que debía celebrarse el 19 de julio de 1936, como protesta a los Juegos Olímpicos que ese mismo año llevaría a cabo el gobierno nazi en Berlín. Ese mismo día Barcelona fue bombardeada, la Guerra Civil había estallado. Aileen Palmer y sus padres se vieron forzados a salir de España y volvieron a Londres.

Aileen Palmer se fue de España con el sentimiento de que tenía un compromiso con los españoles y debía volver para ayudarlos. Cuando llegó a Londres, se puso en contacto con el Movimiento de Ayuda Médica Británica (British Medical Aid Movement) y regresó a España como secretaria de la Primera Unidad Médica Británica (First British Medical Unit). Durante los tres años de guerra estuvo en los hospitales de los frentes de Grañén (Zaragoza) y Madrid y en la Plaza del Altozano, en Albacete. Allí vio las atrocidades, experimentó la dureza de sobrevivir bajo la incertidumbre y la inseguridad creadas por la guerra. En consecuencia, la experiencia de la Guerra Civil española cambió su vida. En efecto, abandonó los lazos familiares tradicionales para convertirse en una mujer independiente que luchaba por la causa que consiguió reunir a personas de todo el mundo: la derrota del fascismo.

Durante los años que pasó en España, Aileen Palmer se interesó por la vida y obra del escritor Federico García Lorca. No sólo le fascinaba su obra literaria, especialmente su Romance de la Guardia Civil española, sino también su personalidad. No en vano García Lorca, debido a su homosexualidad y su ideología progresista, estaba situado en los márgenes de la sociedad. Lorca expresó sus pensamientos sin ningún tipo de miedo hasta el momento de su muerte en agosto de 1936. La admiración que Palmer sentía por él, y la influencia que tuvo en su poesía, se puede ver en el poema que escribió expresamente para el acto conmemorativo del 25 aniversario del estallido de la guerra y la muerte del poeta andaluz. Esta celebración tuvo lugar en 1962 en el Hogar Español, un lugar de reunión para exiliados españoles en Melbourne.

Como muestra de la gran influencia que, en la vida de Aileen Palmer, tuvieron la Guerra Civil española, la cultura española y Lorca, he elegido su poema «España» (Spain), que fue publicado en la revista literaria Overland en 1962:

Spain I must think of,
when I think if morning,
and -God the country round here is like Rose Bay!-
life as it's worked out the Australian way,
with all it holds of hero, bull, and warning...
Spain I must think of, when I think of youth,
an olive-branch from out the Flood surviving:
Spain- in your image lives young Cornford striving,
Caudwell and Guest, the murdered wits oftruth ...
Spain I must think of, when 1 think of terror,
the women forever in black, and black the horses,
black the police, who broke up the gypsy city:
Spain I must think of, when I think of pity,
poetry, Lorca, the whole wild world of error,
and, golden bough, bright sense of life' s resources...


Palmer recuerda a España cuando piensa en «iris», «juventud», «terror» y «lástima». Para enfatizar esta idea, hace uso de la anáfora: «España, pienso en ella cuando pienso en…». Vemos que para Palmer estos conceptos están estrechamente ligados con el periodo que pasó en España ayudando a los republicanos durante la guerra. La escritora relaciona la manera de vivir y la sociedad españolas con la manera de vivir y la sociedad australianas, y así logra acercar sus pensamientos y sentimientos a los lectores australianos.

«Morning» (mañana ) (verso 1): el momento del día que significa inicio y despertar le recuerda a España. En realidad, se podría relacionar con el despertar de la autora, no en vano el conjunto de experiencias que vivió durante la guerra le cambiaron la vida definitivamente. Palmer experimentó una ruptura con los lazos familiares convencionales, lo que la transformó para el resto de su vida. Durante este periodo no sólo tenía que luchar para sobrevivir, sino que debía ayudar también a los camaradas heridos en el frente. Además, se dio cuenta de que España no era tan diferente de Australia en lo que hace referencia al paisaje, la manera de vivir y los mitos. Como ilustración de las semejanzas que descubrió en el paisaje de ambos países, Palmer utiliza la siguiente comparación «Dios, el país por aquí es como Rose Bay» (verso 2). Como es conocido, Rose Bay es un barrio de clase media de Sidney, alejado del ámbito urbano.

La forma de vivir en el campo en los dos países era muy similar pues la mayoría de la gente era campesina. La sociedad española y la australiana parecen estar estructuradas de la misma manera; de hecho, ambas tienen sus héroes nacionales: España tiene al torero, Australia al pionero y al bosquimano (the bushman). Estas figuras refuerzan el patriarcado y revelan que el hombre es el símbolo predominante en ambos países. Palmer yuxtapone estas figuras nacionales al concepto de «peligro» (warning) (verso 4) para mostrarnos que estos símbolos representan una amenaza, más que ofrecer confianza a la sociedad española. De hecho, el fascismo utilizó a los héroes españoles para establecer la identidad nacional durante la dictadura de Franco. Estos símbolos nacionales se convirtieron en una amenaza para las mujeres españolas ya que, al reforzar la estructura patriarcal de la sociedad, las dejaban sin ningún tipo de poder.

«Juventud» (Youth) (verso 5) también le recuerda España: la juventud es el período de nuestra vida lleno de ilusiones, deseos y esperanzas, cuando uno piensa que todo es posible y donde no hay lugar para las injusticias si uno puede luchar contra ellas. Palmer pasó este periodo de su vida luchando en España por sus ideales y por la libertad. La juventud le recuerda a todos aquellos que sobrevivieron y también a aquellos que murieron durante la guerra. Para explicitar la importancia de los que sobrevivieron Palmer emplea una metáfora: «una rama de olivo que surge de la inundación sobrevive», la cual recuerda la historia bíblica del arca de Noe. La gente mayor que no murió durante la guerra puso sus esperanzas en los jóvenes y en los niños, eran ellos los que tenían que construir la España del futuro. Resulta evidente que para Palmer la juventud le recuerda a sus jóvenes camaradas: John Cornford, Christopher Caudwell y David Guest, quienes vinieron como voluntarios durante la guerra y sacrificaron sus vidas defendiendo los españoles y los sus ideales.

«Terror» (verso 9) le trae también el recuerdo de España: el terror era el sentimiento que sentían, no sólo en aquellos que iban al frente, sino también los que vivían en los pueblos y ciudades que bombardeaban los aviones alemanes, al igual que veían acercarse a los guardias civiles. Para describir esta atmósfera de terror, Palmer utiliza el color negro, color característico del «Romance de la Guardia Civil española». Las mujeres vestidas de negro simbolizan el luto, la tradición y el patriarcado. Los caballos negros representan el sur. La policía vestida de negro encarna a los guardias civiles y la ciudad de los gitanos representa Jerez de la Frontera, lugar en el que muchos de ellos fueron asesinados durante la guerra.

«Lástima» (Pity) (verso 12) la lleva de nuevo a España, ya que muchos españoles, entre los que estaba García Lorca, y gente de todo el mundo fueron a morir luchando contra el fascismo. Asimismo, «Poesía» (Poetry) (verso 13) le hace pensar en España, pero especialmente en la poesía de García Lorca quien, resulta evidente, fue su poeta españo1 preferido. Al igual que García Lorca quería representar la cultura andaluza en su obra, Palmer toma esta idea y la usa para representar la cultura española en su poesía. Durante los años de la postguerra, cuando el fascismo ya estaba consolidado, España estuvo inmersa en «todo el mundo sa1vaje del error» (verso 13): la pob1ación había perdido la libertad, pues la dictadura les había sido impuesta y el patriarcado reforzado.

España es, para Aileen Palmer, «una rama dorada» (verso 14) de la que surge la «riqueza de un modelo de vida prometedor». Al final, España se confirma como un símbolo para todos los comunistas que acudieron a luchar durante la guerra. Gracias a la determinación y a la esperanza de estas personas la Guerra Civil española ha sido definida como la «última gran causa» del siglo veinte.

Finalmente, puede decirse que Aileen Pa1mer fue una mujer que, dejando a un lado aquello que estaba establecido como lo correcto para una mujer, abandonó todo para venir a España a luchar por sus ideales. Durante su estancia, fue consciente de la situación de la sociedad española. Para hacer accessible esta realidad a los lectores australianos escribió poemas como Spain, donde traza una serie de paralelismos entre Australia y España, con el fin de mostrar al lector que la situación en ambos países no era tan diferente. Sus poemas sobre la Guerra Civil española son: «Spain», «Remembering García Lorca» y «Second Ballad of the Spanish Civil war», los cuales nos revelan la importancia que esta experiencia tuvo en su vida.

Dos poemas de Aileen Palmer:

El batallón Thälmann


Este es nuestro momento.
Nos podéis oír cantar
donde la tierra es frágil bajo el sol del sur.
Contempladnos marchar en filas
apretadas hacia la muerte que es nuestra gloria,
hacia el espíritu indómito de nuestro país mancillado.
Porque estamos aquí para mostrar al mundo la otra cara de nuestro país, y la voz
-que se ha silenciado durante tres años en Alemania-
expande sus canciones de libertad bajo un sol extraño.

Nos unimos en Barcelona a las masas que tomaron al asalto
la plaza de Colón;
fuimos con la primera milicia al Frente del Este;
luego a Madrid;
estuvimos en la Casa de Campo, Guadalajara, Brunete, Belchite y Teruel,
derrotando a los italianos en nombre de Thaelmann.

Aquí hemos mostrado al mundo la otra cara de nuestro país;
no la del verdugo de barba hirsuta,
sino la de la juventud que marcha unida cantando
por las llanuras del sur, donde la arcilla se resquebraja bajo el sol.

Aileen Palmer. España, 1938


Los muertos no se lamentan


Los muertos no se lamentan: marcharon
orgullosamente hacia su tumultuoso martirio.
Nosotros, sentados en una sala abarrotada,
lloramos por nuestras vidas tan dócilmente gastadas.
Cerramos la puerta, damos vuelta al cerrojo
y, mientras hablamos y analizamos,
retumba en nuestros oídos, y ante nuestros ojos,
el implacable tic-tac del reloj.
Hoy engarzamos los hilos,
discutimos un asunto, grande o pequeño;
y quizá mañana caerá
la espada que pende sobre nuestras cabezas.
Alas negras se concentran contra el amanecer.
¿Qué importará que rimemos
nuestras crónicas del Tiempo Perdido
si perdemos la Libertad?
¿Importará que escribamos
nuestros recuerdos de los Hechos Pasados,
si lo que ahora escribimos durará
hasta mañana por la noche?
Si los libros de los que aprendemos,
y los poetas que hoy alabamos
antes del gran desmoronamiento,
arderán con Lorca y Heine.
Si los muros de Europa se vienen abajo
(y uno a uno caen sus bastiones)
¿Qué podrá importar si todos
nos ahogaremos en el gran caos?
Buscamos los minutos vividos,
pero sentimos el inexorable ritmo del tiempo
y la amenaza de la última derrota.
Solo los muertos podrán descansar contentos.
Habiendo dado todo lo que tenían que dar
para salvar de sangre, fuego y polvo,
son al menos la esperanza en que confiar.
Debemos recordarles, y vivir.

Aileen Palmer. Londres 1939