El luchador se enamoró: una memoria de la guerra civil española

Publicamos esta reseña aparecida en el Mornig Star sobre el libro que escribió el voluntario británico Jimmy Jump  y que recientemente ha sido editado por su hijo Jim Jump, periodista también y actual presidente de la IBMT (Internacional Brigades Memorial Trust). El Prólogo es de Paul Preston y  el Prefacio de Jack Jones.

Jimmy Jump (de pie 2º por la derecha) con voluntarios británicos poco antes de la Batalla del Ebro

Muchos libros, películas, documentales y trabajos académicos de investigación han hecho un gran trabajo al tratar la dedicación y el sacrificio de los hombres y mujeres que sirvieron en las brigadas internacionales. Pero al abordar este campo, a la vez sangriento y romántico, de la guerra de España también hay cabida para trabajos hechos desde otra perspectiva, bien sea la del reportero que describe lo que va viendo o bien la del poeta que captura las alturas y profundidades de la emoción humana.

Jimmy Jump, reportero de 21 años en el Worthing Herald, conoció y se enamoró de Cayetana Lozano Díaz, una refugiada española que había salido en 1937 de Bilbao a bordo del buque ‘Habana’ al cuidado de cuatro mil niños vascos. El siguiente paso de Jimmy Jump fue la decisión de unirse a la lucha contra el fascismo y marchar a España en noviembre de 1937. El número de muertos ya era aterrador, especialmente en la batalla del Jarama que había tenido lugar nueve meses antes.

Sin inmutarse, partió vía París y, al poder hablar francés y español, se le dio la responsabilidad como líder de su grupo. En el camino se encontraron con hombres que regresaban del fragor de la batalla, algunos con algún miembro menos. Uno de ellos les preguntó si se dirigían a España y Jump le dijo que sí. “Qué estúpidos”, respondió el hombre, advirtiendo que iban camino del infierno. Ya en España, en la instrucción solo disponían de un rifle para ejercitarse, un modelo ruso que databa de 1901. También recibían clases de español, con frases como «Enfermera, eres muy hermosa» y «Mi mejor amigo es mi rifle».

Jimmy comenzó a escribir, aun aterrorizado, bajo el fuego, bebiendo vino en un bar del pueblo o gravemente enfermo en una cama de hospital. Lo mismo entrelazaba episodios del trabajo de oficina, que encuentros conmovedores con la población local o bien describía la constante preocupación de los brigadistas por la comida y el tabaco, algo que aumentaba a medida que se acercaba la batalla. Los poemas, hábilmente editados en las memorias, combinan la determinación realista con el miedo inevitable. Un joven enamorado no quiere morir: “Duerme dulcemente, soldado:/ que ninguna pesadilla te haga fruncir el ceño. /El sueño de mañana podría ser /más profundo que el sueño que ahora duermes».

Sin perder el hálito periodista, Jump da vida a las órdenes del día que él traduce. Junto con su colega José seleccionan contraseñas y contraseñas para divertir a sus camaradas, por lo que “Generalísimo” requiere siempre la respuesta de “hijo de puta” (en español). Los deberes que se le encomiendan implican estar en el centro de las noticias de última hora, como cuando se entera de la captura de Teruel a la última hora de una noche de diciembre. Esa noticia significó que en la Navidad de 1937 vivió las celebraciones entre los paquetes llegados de casa. Su deleite es evidente cuando desglosa los contenidos: azúcar, chocolate, cigarrillos, pasta de dientes, dos novelas de Penguin y una tarjeta de Navidad firmada por Harry Pollitt, secretario general del Partido Comunista.

El clima cálido de la primavera de 1938 permite ver a Jump sentado en la plaza de un pueblo con  la sensación de estar enamorado de España. Al ver a los niños jugar a los soldados, escribe: “Siempre parecía haber un niño pequeño al final de la columna que se caía y se echaba a llorar o que tenía que ser reprendido por su lentitud. Era como en nuestro entrenamiento».

En julio de 1938, en una noche oscura como la boca de lobo, Jump y sus compañeros reciben la orden de estar listos para partir en media hora; van a cruzar el río Ebro. Él resume aquella frenética concentración de soldados como en cualquier lugar: revisando armas de fuego, metiendo municiones en los bolsillos y atando las granadas a sus cinturones. Su mayor temor es ser herido y estar tendido en una posición expuesta “donde los socorristas no puedan alcanzarme” y recuerda los gritos de los compañeros heridos al perder el conocimiento.

Este libro, altamente recomendable, está bellamente elaborado y editado con mimo. Es, de hecho, una memorable carta de amor de Jump a «una España libre y democrática».

James R Jump. The Fighter Fell in Love. A Spanish Civil War Memoir. Clapton Press. Londres 2021.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *