Documental en homenaje a Jesús Martínez de Aragón y a los republicanos que murieron en el combate contra el fascismo

Este documental ha sido hecho por nuestro amigo Alberto Losada “en homenaje a Jesús Martínez de Aragón y a los republicanos que murieron en el combate contra el fascismo, ahora que van a cumplirse 86 años de la tardía, malograda e insuficientemente explicada contra-ofensiva republicana entre el 9 y el16 de abril de 1937”.

Alberto Losada, ex-catedrático de Ingeniería Hidráulica e historiador de la madrileña Escuela de Agrónomos, a la que ha dedicado una detallada investigación, nos ofrece este interesante documental: «Ya son mejor conocidos unos ataques hacia la cota 650 de la Casa de Campo, en el ala izquierda de la contra-ofensiva, así como en el ala derecha de esta operación sobre el cerro de Garabitas y el del Águila».

Jesús Martínez de Aragón era un abogado de 38 años que, al producirse el golpe fascista, se unió al  Quinto Regimiento y combatió con las columnas milicianas en la recuperación de Guadalajara y en  Sigüenza. En octubre se puso al frente de la 2ª Brigada Mixta, que combatió en la Defensa de Madrid en la Ciudad Universitaria. Allí coincidió con los internacionales que estaban combatiendo a su lado, en las facultades de Medicina. Murió al frente de sus tropas al crepúsculo del día 9, primero de la acción comentada.

A principios de abril, el general Miaja decidió dar un contragolpe para intentar expulsar las fuerzas fascistas que habían penetrado en la Ciudad Universitaria. La batalla consistió en atacar, por un lado, desde Aravaca hacia el cerro del Águila y, por el otro, desde la carretera de Extremadura y el entorno del Lago de la Casa de Campo, para avanzar hacia el cerro de Garabitas, mientras se ejercía presión desde el entorno de la Colonia Metropolitana sobre el Hospital Clínico, así como desde el Puente de los Franceses y desde el Hipódromo del Club de Campo. Todo ello, para estrangular la vía de aprovisionamiento franquista por la “Pasarela de la muerte”.

Anunciada con demasiado optimismo el día 10 de abril por el General Miaja, la citada ofensiva, como él la llamó, fue desarrollada en la Casa de Campo con dos operaciones a la vista del puesto de mando del coronel Alzugaray en el Palacio Nacional (hoy Real). El documental describe la geografía sobre la que fue desarrollada en el ala izquierda, sobre el Lago y el sitio de la Torrecilla, hacia el arroyo Valdeza. Todo ello a la vista del puesto de observación establecido por Ernest Hemingway en un piso del Paseo de Rosales, 14, al objeto de hacer varias tomas para el conocido documental Spanish Earth (se puede ver aquí). Dada la dificultad que ofrecía el sol del oeste, el cineasta Joris Ivens grabó el día 10 el bombardeo sobre la Casa de Labor desde la Iglesia de Santa Cristina, en la Puerta del Ángel.

 

Las Brigadas Internacionales no intervinieron en esta acción. Tan solo al final fue llamada la XII BI para hacer relevos a las exhaustas tropas españolas. Sobre este tema escribió Luigi Longo estos párrafos en su libro Las Brigadas Internacionales en España:

Ahora reina una calma casi absoluta en el frente de Madrid. Sólo la XII brigada, que descansa en Valdeavero y en las aldeas circundantes, es llamada dos veces a intervenir, primero en el Jarama y después en la Casa de Campo. La Brigada… es llamada una vez más el 13 de abril para dirigirse al frente de Madrid. Aquí, el mando del frente central ha desencadenado un ataque vigoroso contra las fuerzas fascistas que ocupan la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, cuyo objetivo es obligar a los fascistas a retroceder más allá del Manzanares y alejar cualquier amenaza contra la capital. Las fuerzas españolas, encabezadas por Líster y Durán, atacan los cerros del Águila y Garabitas.

La brigada de Durán ocupa tres veces el Hipódromo y mantiene bajo su fuego el único puente por el que los fascistas pueden abastecer a las tropas que ocupan algunos edificios de la Ciudad Universitaria. Otros batallones atacan el cerro del Águila con audacia temeraria, y logran acercarse y excavar trincheras a algunas decenas de metros del enemigo. Pero no es posible desalojar a los moros del cerro Garabitas, y mucho menos a los fascistas que están en la Ciudad Universitaria.

Nuestras fuerzas se encuentran en una situación crítica: combaten desde hace diez días, tienen necesidad de descanso para reorganizarse, y sin embargo, no pueden abandonar las posiciones conquistadas, pese a las dificultades que hay para mantenerlas. Para sustituirlas, además de algunas unidades españolas, son llamados los batallones de la XII brigada, que salen al frente, el 17 de abril.

Son jornadas duras y difíciles para nuestros voluntarios. El enemigo está a unos cuantos metros, pero no emprenden operaciones de importancia ninguna de las partes, sino que sólo se vigilan recíprocamente, listos a disparar sobre cualquier cabeza, brazo u otra cosa que se mueva detrás de los sacos terreros, las trincheras o los pasos obligados. Por otra parte, llenan el tiempo los estallidos de algunas bombas, el golpe seco de las balas que se estrellan contra los parapetos y el estallido de las balas explosivas.

Aunque no puede decirse que las armas están en silencio, el frente se ha inmovilizado. Las pérdidas son graves. Cada hombre debe permanecer en su puesto, con el arma lista, el ojo en la mira y el dedo en el gatillo, en un estado de tensión permanente. En tales condiciones la vida de trinchera se hace muy pronto insoportable. El calor es fuerte y el sol, que se desploma sobre la tierra seca, deslumbra los ojos y exaspera la mente. El hedor de los cadáveres abandonados en tierra de nadie, que ninguno se atreve a recuperar, cubre la atmósfera y produce náuseas. La sed cierra las gargantas y por desgracia el agua es poca, viene de lejos y es difícil hacerla llegar a los puestos avanzados.

A pesar de todo, los garibaldinos mantienen sus posiciones y trabajan para reforzarlas. Excavan día y noche para ahondar las trincheras, abrir corredores y construir refugios y letrinas con el fin de mejorar sus condiciones higiénicas de existencia. Cuando no se disparan balas hay discursos de una y otra parte, que casi siempre terminan a balazos. La fuerza de los argumentos se alterna con la fuerza de las armas. No se olvida nunca que en esta guerra no sólo se trata de conquistar posiciones y lugares, sino de ganar hombres y conciencias”.

 

La contraofensiva fue un fracaso, y demostró las debilidades del recién creado Ejército Popular de la República. Con su iniciativa, Miaja quería ofrecer una victoria con motivo de la celebración del  6º aniversario de la II República, pero todo quedó en un sueño incierto. Luego vendrían más ofensivas republicanas (Huesca, Brunete, Belchite, Teruel…) pero  todas quedaron embarrancadas gracias a la connivencia de las potencias fascistas y las democracias partidarias de la no-intervención. La República fue sacrificada, como lo había sido Abisinia y luego los serían Austria y Checoslovaquia. “Realpolitik”.

Pero los españoles demostraron que el fascismo podía ser enfrentado y combatido; enseñaron el camino de lucha que llevaría a su derrota en 1945. Eso es algo que ya dejó escrito el embajador de los Estados Unidos en España, Claude Bowers:

Si hemos de preservar la herencia de nuestros padres, debemos estar dispuestos a. luchar valientemente como lucharon y murieron los españoles leales, oponiéndose con sus cuerpos y su sangre durante dos años y medio a la ola de barbarie que se desencadenó sobre Europa, hasta que sucumbieron en medio de la extraña indiferencia de las naciones democráticas en cuya defensa ellos combatieron valerosamente.