Marzo 1938. Las grandes Retiradas.

El mes comenzó con malos presagios. La República había perdido la única ciudad importante, Teruel, que había tomado durante la guerra. No se sabía por dónde iría el siguiente ataque franquista: si sobre Madrid (como se había esperado en el diciembre anterior) o sobre Aragón, por donde finalmente se realizó. Lo cierto es que el Mando republicano no sospechaba la verdadera envergadura de la ofensiva que se venía encima y, además, confiaba en la solidez del frente aragonés, que se derrumbó a la primera acometida.

Los brigadistas andaban recomponiendo sus filas y sacando las conclusiones del fracaso de Teruel. La situación de las brigadas era la siguiente:

35 División internacional

Tanto la XI como la XV BI -que habían sufrido numerosas pérdidas en las batalla de Teruel, ya comentadas- estaban recomponiendo sus cuadros a principios de marzo cuando de pronto, el 9 de marzo, tuvieron que volver al frente. Ese día comenzó la gran ofensiva fascista de Aragón que desbarató las líneas defensivas republicanas por varios sectores al sur del Ebro defendidos por las Divisiones 40, 24 y 30.

Lo peor de todo que casi todas las brigadas quedaron rotas y sirvieron ya poco para mantener un repliegue ordenado que pudiera hacer frente a la avalancha de fuerzas del  CE (Cuerpo de Ejército) Marroquí mandado por Yagüe.

El Mando republicano dispuso que la 35 División internacional acudiera a taponar las brechas del sector Norte, pero se trataba de una tarea titánica teniendo en cuenta el desequilibrio de efectivos y material. La XV  fue situada entre Belchite y Azuara para contener el avance por esa zona y la XIII fue colocada al principio en reserva en torno a Lécera. El batallón Lincoln se posicionó en vanguardia junto al Santuario del Pueyo pero, tras una dura e inútil resistencia, tuvo que replegarse a Belchite, donde el British le ayudó a contener  el avance; por pocas horas. Un poco más al sur, en Azuara, el Mackenzie Papineau aguantó heroicamente, pero finalmente tuvo que dirigirse a Lécera, en donde confluyó con los otros batallones de la XV BI y con la XIII. Como el empuje fascista continuó siendo fuerte, las dos brigadas fueron reculando hacia Albalate de la República y posteriormente, el día 11, a Híjar.

Lo mismo ocurrió en el sector de la XI BI.  Tres batallones (Edgar André, Thälmann y Hans Beimler) intentaron defender el territorio comprendido entre Codo y Vinaceite, teniendo que replegarse el día 10 a Azaila y el 11 a Híjar. El batallón 12 de febrero, por su parte, se vio forzado a cruzar el Ebro por Quinto.

Las tres brigadas, XI, XIII y XV, recibieron la orden de formar una barrera 5 km al sureste de Híjar, sobre la carretera a Alcáñiz. Resistieron unas horas, pero la apisonadora fascista les obligó a retirarse hacia Alcañiz. Desgraciadamente, el CTV (el CE fascista italiano) había avanzado también rápidamente por el sur y llegó a Alcañiz antes que los internacionales. Estos se vieron obligados a girar hacia el noreste, en dirección a Caspe, a donde los restos de la 35 División Internacional llegaron el 14 de marzo. Allí defendieron la ciudad hasta el 17, fecha en que fue tomada por las fuerzas de García Valiño. Lo que quedó de la 35 División marchó hacia la zona de Batea para descansar y recomponerse.

45 División Internacional

Formada ahora por la XII, la XIV y la 129 BI, las dos primeras fueron emplazadas en la margen derecha del río Guadalope, al este de Caspe, para frenar el avance hacia Gandesa. La XIV BI había salido de El Escorial el 12 de marzo, el mismo día en que la XII había abandonado Zalamea de la Serena, en el frente de Extremadura. Ambas llegaron a Caspe y contribuyeron a su  defensa, pero fueron finalmente posicionadas en la orilla derecha del río Guadalope, una al norte, entre el río Ebro y la carretera de Gandesa, y otra al sur de esta carretera. Allí resistieron hasta finales de marzo, cuando un nuevo empujón les obligó a replegarse sobre Maella y Batea.

Para entonces la XIII BI se había trasladado al norte del Ebro, para cooperar en la defensa de Lérida y del río Segre, mientras que XI y la XV BI volvieron al frente con la intención de frenar el avance franquista. Un esfuerzo inútil, ya que las filas internacionales estaban muy debilitadas y con poco material defensivo mientras que las fascistas proseguían su marcha victoriosa hacia Gandesa.

A partir de esta ciudad los restos de la 35 División emprendieron el paso del Ebro por Mora y los de la 45 lo hizo por Xerta.

129 BI

Mientras tanto, la  nueva brigada formada en Chillón, la 129 BI, llegó el 24 de marzo procedente de Extremadura y formando parte, teóricamente, de la 45 División. El Mando republicano les dio la misión de ayudar a contener la progresión del CE de Galicia, mandado por Aranda, hacia Morella y el mar. Junto con la 3ª División de Tagüeña y otras unidades, se le encomendó  reforzar las dos vías de acceso a Morella: desde Mas de las Matas, por distintas carreteras de montaña que daban acceso al corazón del Maestrazgo y desde Alcañiz, por la carretera N-232. Pero al ser dispersados sus tres batallones, subsumidos en otras brigadas, la 129 perdió la unidad de mando.

El batallón Dimitrov se situó sobre la N-232, mientras que el Djakovic fue posicionado en La Ginebrosa para frenar el avance entonces de algunas unidades del CTV. A su vez al Masaryk se le ordenó lanzar un ataque nocturno en de Villores, sector en el que intentó frenar el avance por algunos días y de donde tuvo que salir con fortuna, pero destrozado, al quedar finalmente rodeado por la fuerzas del CE de Galicia (Aranda).

El 30 de marzo las fuerzas franquistas rompieron el frente en La Cerollera y marcharon rápidamente sobre la posición fortificada de La Pobleta, punto crucial de acceso al Maestrazgo y a su capital, Morella. Los batallones Dimitrov y Djakovic defendieron este sector los días 2 y 3 de abril pero la desproporción de fuerzas -en número de hombres y material bélico- permitió la continuación del avance franquista. Todavía el 4 de abril hubo un intento de resistencia numantina en el puerto de Torre Miró, 10 kilómetros al norte de Morella, pero la aviación franquista zanjó la disputa. El camino a Morella quedó abierto y esta ciudad cayó ese mismo día. Así comenzó una retirada desordenada de casi todas las unidades republicanas, lo que facilitó la llegada al mar del CE de Galicia el 15 de abril.

Los restos de la 129 BI se concentraron en San Mateo y desde allí se trasladaron a Benassal para su reorganización.

Más información sobre la XI BI y sobre la XV BI

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Comisión Histórica de la AABI