Los voluntarios yugoslavos en las Brigadas Internacionales
El número total de yugoslavos en España difiere según los estudiosos. El historiador francés Hervé Lemesle afirma que el total supera a los 1900, siendo el croata el principal contingente, seguido del de los eslovenos y serbios. La mayoría eran trabajadores de diversos sectores y campesinos. Hubo también médicos, ingenieros, profesores, periodistas y estudiantes. La mayoría salió de Yugoslavia, aunque hubo grupos de exiliados o emigrantes provenientes de diversos países europeos, así como de EEUU, Canadá o Argentina
La cifra de fallecidos (incluyendo desaparecidos) en España se acerca a la de 800, un porcentaje (40%) muy alto, si bien otros estudios estiman en un 32% ese porcentaje. En cualquier caso superior a la media (27%) de las pérdidas Brigadas Internacionales. La víctima más famosa fue Blagoje Parović, miembro del Comité dirigente del PC yugoslavo y comisario político de la XIII Brigada Internacional, que murió el primer día de la batalla de Brunete. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Fuencarral.
En los Servicios de Salud hubo 16 mujeres yugoslavas. La mayor tenía 43 años, mientras que las tres más jóvenes solamente tenían 22 años. La mayoría de las voluntarias fueron a España en 1937, procedentes del Reino de Yugoslavia o de países como Argelia, Bélgica, Checoslovaquia, Francia y Uruguay. Algunas de aquellas mujeres habían sido agentes activas en el movimiento obrero o incluso habían sido miembros del Partido Comunista de Yugoslavia antes de partir hacia España. Las que carecían de formación médica asistieron con anterioridad a un primer curso de preparación. Trabajaron en los hospitales de Murcia, Albacete, Benicasim, Denia, Madrigeras, Vic y otras ciudades. “Había, escribe Avgust Lesnik, 16 mujeres: las doctoras Adela Bohunicki, Nada Dimitrijević-Nešković y Dobrila Mezić-Šiljak, [así como las enfermeras, o sanitarias] Ana-Marija Basch (Baš), Olga Dragić-Belović (Milić Milica), Elizabeta-Liza Gavrić, Marija-Peči Glavaš, Marija Habulin, Lea Kraus, Tereza Kučera, Lujza Pihler (Demić Borka), Ottilia Reschitz-Zanoni, Ana Seles-Brozović, Kornelija Sende-Popović, Eugenia Simonetti y Marija Šneeman”.
Borka Demic (derecha) en el Hospital Pasionaria de Murcia. (Foto coloreada por Tina Paterson).
«Si volviera a nacer, seguiría luchando por los ideales de mi juventud. Entonces nada fue difícil y no me arrepiento de nada”. (B. Demic) |
Los voluntarios yugoslavos en las diversas unidades y armas
Tras la formación de las Brigadas Internacionales los voluntarios yugoslavos estuvieron repartidos por distintas unidades. Así, por ejemplo, según Lesnik, el batallón Edgar André contó con 36, el Thälmann con 93, el Garibaldi con 40 y el Chapaiev con 78. Ahora bien, el grueso de los yugoslavos se integró, primero, en la Compañía Balcánica del batallón Dombrowski (120 miembros) y, enseguida, en el batallón Dimitrov. Ya a principios de 1938 una buena parte de los yugoslavos se integraron en dos de los batallones de la 129 BI: el Dimitrov (191), el Djaković (150). Así como en el batallón divisionario de la 45 División Internacional (108).
Hubo presencia de yugoslavos en diversas armas o servicios: 4 en aviación; 12 en unidades transporte, 1 en la marina, 33 en el servicio de salud Brigadas Internacionales y 26 en los grupos guerrilleros (uno de los más avezados fue Ljubomir Ilič). Más importante fue su presencia (131 miembros) en el arma de la artillería, de los cuales 21 en el Grupo Eslavo de artillería pesada, 22 en Batería Liebknecht del II Grupo de artillería pesada Škoda, 18 en el III Grupo de artillería pesada, 38 en la batería Stjepan Radić del IV Grupo de artillería antitanque, 6 en el Grupo de artillería Ana Pauker de la 35 División, 5 en el Grupo Rosa Luxemburgo de artillería de la 45 División y 21 en la batería Gottwald. Además, 65 yugoslavos lucharon en las unidades españolas del Ejército Republicano. (Avgust Lesnik)
Pelearon en casi todos los frentes de España, desde la defensa de Madrid hasta los últimos combates de la retirada hacia Francia (enero- febrero de 1939) dando ejemplo de intrepidez y valentía, por lo cual una buena parte de ellos recibieron condecoraciones de guerra del Gobierno republicano español.
El batallón Dimitrov hasta diciembre de 1937
Como ya se ha explicado en otro artículo, el batallón Dimitrov se formó en enero de 1937 en la base de instrucción de Mahora. Entró en fuego el 12 de febrero en la batalla del Jarama, que terminó el 27 de ese mismo mes. Luego, hasta mediados de junio, permaneció cubriendo ese frente con los demás batallones de la XV BI.
Tras un descanso de dos semanas en Ambite (valle del Tajuña), la XV brigada acudió al norte de Madrid para participar en la primera gran ofensiva republicana de Brunete. En la noche del 5 al 6 de julio se iniciaron los combates. La XV BI formaba parte, junto a la XIII y la 16 BM, de la XV División bajo el mando del general Gal. La misión de esta era tomar las alturas de Romanillos (XIII BI) y Mosquito (XV BI). No pudo ser porque las operaciones fueron lentas y las brigadas no pudieron tomar las importantes posiciones franquistas. El Dimitrov llegó a apoderarse del Olivar de Miraval, pero el 18 de julio, cuando comenzó la primera contraofensiva franquista, lo perdió. A partir de entonces las posiciones republicanas comenzaron a retroceder hasta que, el día 22, se vieron forzados a repasar el río Guadarrama. La XV BI fue relevada el 26 de julio y volvió al lugar de partida en el inicio de la ofensiva.
A finales de julio el Dimitrov volvió a Ambite (valle del Tajuña) y allí pudo reorganizarse: el batallón, que había llegado con 143 combatientes, pudo alcanzar los 563 efectivos. De esta manera, el 24 de agosto se lanzó con ímpetus renovados sobre el pueblo aragonés Quinto, que cayó el 26 de agosto. En la toma del pueblo y del cerro Purburell, que los defendía al Este, destacó el arrojo de los Dimitrov. Así como en los duros combates de una semana para someter a Belchite.
Tras esta batalla el Dimitrov dejó de pertenecer a la XV brigada y pasó a ser, por unos meses, uno de los componentes, junto al batallón Djuro Djakovic, de la Agrupación de Reserva de la 45 División Internacional. Fue un periodo en el que dedicaron a la formación militar y también a la vigilancia, en segunda línea, del Frente de Huesca. En enero de 1938 recibieron la orden de traslado al Frente Sur. En Chillón, cerca de Almadén, se constituyó la última brigada internacional, la 129, compuesta por estos dos batallones más el recién creado Masaryk.
El Batallón Djuro Djakovic
Compuesto principalmente por voluntarios yugoslavos, con algunos checoslovacos y búlgaros, adoptó el nombre de Djuro Djakovic en honor a este revolucionario de origen croata y dirigente del Partido Comunista de Yugoslavia, torturado y ejecutado en 1929 por orden del rey, y dictador, Alejandro I.
Se formó en abril de 1937 a partir de la Compañía Balcánica del batallón Dombrowski. Esta Compañía había tomado parte, con el Dombrowski, en la Defensa de Madrid y en las batallas de Boadilla, Jarama y Guadalajara. Su comportamiento, excelente, impulsó al general Lukacs, jefe de la XII BI, a convertirlo en el núcleo del que surgiera el nuevo batallón Djure Djakovic. Su primera acción fue abril de 1937 en Santa Quiteria, en el frente de Aragón, junto con el batallón Rakosi y la División Carlos Marx.
Volvió a Carabaña (Madrid), para reorganizarse bajo el mando del capitán Jristov , búlgaro, y en junio marchó a Roquetes (cerca de Tortosa) para incorporarse a la 150 BI (o Brigada Dombrowski), formada desde mayo con los batallones Dombrowski, Rakosi y André Marty. Esta brigada y la XII BI formaron la 45 División que, bajo el mando del General Kleber, fue enviada a Madrid a principios de julio para participar en la ofensiva de Brunete como unidad de reserva del XVIII Cuerpo de Ejército.
El batallón Djakovic no tuvo una especial actuación en Brunete, pero sí en la siguiente ofensiva sobre Zaragoza (24 agosto-7 de septiembre), tal como expresó en su Informe final el Comisario de la XIII BI Wladimir Stopczyk: “Me han relatado que, durante el tiempo que eran cercados y cortados no hubo pánico ninguno, ni ningún caso de incumplimiento de una orden. Con un espíritu de sacrificio igual, con una igual disciplina se comportaban y se comportan los soldados de los otros batallones de nuestra Brigada. Tengo que subrayar especialmente la actitud del batallón Djakovic que, a pesar de las grandes bajas que hubo en los últimos combates, con fuego intensivo de la artillería y aviación fascista, mantuvo una actitud digna y heroica”.
Tanto en esta acción como en el ataque de octubre a Fuentes de Ebro, este batallón sufrió numerosas bajas. Después, los batallones Dimitrov y Djakovic fueron designados Agrupación de Reserva de la 45 División. Esta, desde octubre de 1937 a enero de 1938, permaneció en la comarca de la Litera como refuerzo de la primera línea del frente de Huesca.
La 129 Brigada Internacional
En febrero de 1938, estos dos batallones, junto con el batallón Masaryk, predominantemente checoslovaco, formaron en Chillón, cerca de Almadén, la 129 BI. Al mando estaba el polaco Wacek Komar. Además de estos batallones la 129 BI disponía de una batería antitanque compuesta de yugoslavos, una compañía de morteros y un escuadrón de caballería. A fines de marzo del 38, la 129 BI fue trasladada a la zona de Morella, donde sufrió serias pérdidas. Las tropas fascistas del general Aranda y de las Divisiones italianas avanzaban con numerosos medios humanos y materiales y los tres batallones sufrieron graves pérdidas. A ello hay que sumar los errores del mando republicano, pese a lo cual los voluntarios lucharon con alto valor. Finalmente el 4 de abril la 129 dejó la plaza fuerte de Morella y se retiró a recomponer las fuerzas en Benassal, al noroeste de Castellón.
Voluntarios yugoslavos del batallón Djakovic en la retirada estratégica de Teruel
Ya recompuesta y rearmada (la brigada llegó a contar con más de 2000 miembros) el 17 de abril inició una serie de combates defensivos en la provincia de Teruel en el contexto de la batalla de Levante. La epopeya (muy poco conocida) comenzó en Ejulve, al norte de la provincia de Teruel. Durante tres meses estos voluntarios protagonizaron una retirada estratégica de 225 km, a través de las montañas de Teruel, que les llevó hasta el frente de Javalambre pasando por Mora de Rubielos. En este último frente la 129 BI mantuvo la defensa y realizó algunos ataques, sobre todo el del 18 de septiembre para cortar la carretera de Teruel a Sagunto, último canto de cisne de una brigada que se cubrió de gloria en su corta vida de siete meses.
Los voluntarios yugoslavos al final de la guerra de España
El 24 de septiembre los voluntarios internacionales fueron desmovilizados. En la zona centro-sur se hizo dos semanas más tarde, a primeros de octubre. Los que habían quedado en la zona catalana fueron concentrados en Campdevanol, al norte de Ripoll. La gran mayoría de yugoslavos, presentes en la 129 BI y en las unidades de artillería, se concentraron en el Cuartel del Almirante, en Valencia. En diciembre estos fueron trasladados a Almusafes hasta que el 20 de enero pudieron trasladarse en barco a Barcelona.
Días más tarde, ante la caída de Barcelona el inminente colapso de las fuerzas republicanas, la mayoría de ellos se ofrecieron como voluntarios para ayudar en la tarea de contención del avance fascista, lo que hicieron desde el 26 de enero hasta el 6 de febrero. Así lo contó Svetsilav Dorevic: “El final de nuestra lucha ha llegado, el último compromiso de los Internacionales fue ayudar a los compañeros españoles a contener al menos un poco al enemigo, para que la evacuación de lo que había que hacer sin pánico y en orden se pudiera llevar a cabo, para que no cayera presa del enemigo, así como para evitar la captura de personas que se encontraban en peligro de muerte”.
Después vinieron los campos de concentración en Argeles sur Mer, Saint Cyprien, Collioure, Gurs y otros. Muchos pudieron escapar, otros pasaron a los campos de trabajo franceses, otros a la Resistencia en Francia y en otros países europeos. El obrero metalúrgico Koturović («Cot»), de Belgrado, fue un héroe legendario del Movimiento de la Resistencia francés, en el cual desempeñaron también un destacado papel Ljubomir Ilič, Vlajko Begović y Lazar Latinović.
Casi 350 pudieron regresar a Yugoslavia, de los cuales 250 se unieron a la lucha partisana abanderada por Tito y el PCY. Unos 150 perecieron durante la guerra de liberación nacional de 1941 a 1945. Muchos de ellos fueron organizadores de insurrecciones, dirigentes de destacamentos guerrilleros y jefes de unidades. Por sus relevantes méritos en la lucha contra los invasores fascistas se confirió el título de Héroe Popular de Yugoslavia a más de cincuenta ex combatientes de las Brigadas Internacionales, entre ellos Franc Rozman, Koča Popović, Kosta Nadj, Vladimir Popović, Peko Dapčević, Iván Rukavina, Danilo Lekić, Dušan Kveder, Veljko Kovačević, Srećko Manola, Vlado Cetković, Vojo Todorović, Otmar Kreačić y Vicko Antić. Todos los demás fueron galardonados con altas condecoraciones.