Dignidad V. Navarro

La dignidad de los trabajadores

Marea humana en Recoletos (Av de las Brigadas Internacionales en 1937-39) F. Óscar Rodríguez

Llevaban varios meses preparando las Marchas y el esfuerzo mereció la pena. Como dijo Julio Anguita: «Fue un gran éxito, pero no el triunfo… Hay que conseguir unidad, eliminar palabras duras, para conseguir que la gente se sienta dentro». Por encima de la jauría mediática (qué otra cosa se puede esperar en esta España de la «concordia») y de las acciones violentas, que hay que rechazar, queda el impulso ciudadano y popular que debe proseguir hacia un cambio político radical, como analiza Vicenç Navarro:

Estas marchas… son un movimiento histórico que establece un antes y un después. Eran la España real, la España de los distintos pueblos, hermanados en su denuncia de un Estado que no es su Estado, que es un Estado impuesto a la población, que ha perdido legitimidad, y que ha vendido su soberanía a los intereses financieros y económicos que continúan optimizando sus intereses a costa de los de las clases trabajadoras, que están sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de su codicia. Estos más de dos millones, y muchos otros que les vitorearon durante las marchas, están de acuerdo con el eslogan del 15M “no nos representan”. Ellos son los herederos de la España republicana que luchó por la democracia y la justicia social durante la II República, que los golpistas fascistas interrumpieron con un golpe de Estado que triunfó gracias a la ayuda del nazismo alemán y del fascismo italiano, sin cuyo apoyo jamás habrían vencido. Son también los herederos de los que lucharon en la resistencia antifascista contra la dictadura, una de las más crueles que existió en Europa en el siglo XX (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió diez mil), y son también los herederos de los que con su continua presión han ido mejorando la tan insuficiente democracia española.

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Reportajes fotográficos de Óscar Rodríguez y de Bern Kolter